06 Julio de 2015 13:20
“El sol es Jesucristo y si la iglesia se esconde de él se vuelve oscura”, dijo el papa Francisco ante una multitud cercana al millón de fieles que se congregó desde la madrugada para oír la misa que esta tarde el Santo Padre ofició en el Campo Semanes de la Escuela San Javier en Guayaquil, Ecuador, bajo un sol agobiante y con una temperatura de 32 grados a la sombra.
En televisión se pudo ver el rostro del Papa con un tono rojizo luego de siete horas bajo el sol.
"Te cantamos Mesías, te anunciaron los profetas, te alabamos ¡Oh hijo de Abraham e hijo de David!", se entonaba en el cántico de entrada a la misa que ofició el pontífice, y que está dedicada a la familia.
“En ecuador está el punto más cercano al sol y las estrellas. El sol es Jesucristo”, dijo Francisco, a quien se le pudo ver la piel bronceada por demás por los rayos del intenso sol.
La recorrida por el Campo Semanes fue lenta para que el millón de fieles pueda saludarlo.
Bajo un calor que arreció la piel de los feligreses y del propio Sumo Pontífice, al borde de la insolación, transcurrió la misa a cielo abierto, con un creciente entusiasmo de los presentes.
“El mejor de los vinos está venir, es en el amor, es abrir el corazón, es arriesgarse en el amor; el mejor de los vinos está por venir cuando, con paciencia, dejamos en manos de Dios los problemas, confiando que él nos ayudará”.
En plena misa puede verse la diferencia entre el color del rostro del papa y el de sus ayudantes.
Precedido por la entrada del evangelio, el papa Francisco y los obispos, vestido de blanco y dorado, caminaron en procesión, e ingresaron al templete para la celebración de la misa campal, cuya oración se dedico a la familia.
Cerca del templete se encontraban las imágenes del Cristo del Consuelo y de la virgen María de Guayaquil, que llegaron el domingo con cientos de devotos después de una larga procesión. La primera desde el sur de la ciudad y la segunda, desde el norte.
Los fieles comenzaron la vigilia 24 horas antes del arribo del Santo Padre.
A bordo del papamóvil, el papa Francisco recorrió el parque Samanes. Al inicio rápido, pero después a paso lento, el vehículo pasaba por los bloques donde se encontraban congregados el millón de fieles que lo aguardaba para escuchar la misa.
Algunos llevaban más de 24 horas de vigilia, en carpas instaladas en el campo, en sillas o en el suelo, rezando, cantando, esperando para ver a Francisco y compartir con la misa campal y la eucaristía que el papa oficiará a las 11:45 de este lunes. El pontífice no tuvo descanso desde que puso hoy un pie en Guayaquil (a las 09:49 hora de Ecuador).
La mayoría de los fieles fueron jovenes.
Antes a su arribo a esa ciudad pasó por el santuario de la Divina Misericordia para una breve visita, antes de seguir rumbo a Campo Semanes. En esa breve visita, rezó el Ave María, pidió a la Virgen “que siempre está con ustedes” y pidió a los presentes que recen por él. Luego recorrió en su vehículo Fiat, y con la ventanilla baja para saludar a su paso, la distancia que lo separaba de los fieles que lo aguardaba para la misa.