Polémica: La otra belleza americana al desnudo
La belleza es subjetiva, la belleza es una percepción, la belleza es una moda, la belleza es relativa. La lista nunca será definitiva ni certera en su totalidad. Con ese concepto en mente, la fotógrafa Carey Fruth realizó una polémica serie de fotografías, titulada Belleza Americana, con la idea de promover la positividad física para las mujeres, más allá de estéticas impuestas.
Las fotografías de la serie de Fruth recrean la escena icónica en la película de Sam Mendes Belleza Americana (1999), donde Mena Suvari se muestra en el sueño de Kevin Spacey, desnuda en una cama, bañada de pétalos de rosa. La imagen es convencionalmente aceptada como una representación de belleza perfecta y erotismo.
“la obra trata sobre cuerpos que se muestran en una manera respetuosa y cuidadosa”, dijo Fruth a BuzzFeed. “Nuestro mundo está formado por personas diferentes que son dignas de representación”, definió.
La inclusividad y el “aceptar a personas de todos los diferentes tipos de cuerpo” son clave para las fotos. “Con demasiada frecuencia, las imágenes de mujeres grandes se muestran como repugnantes, y las fotos de mujeres muy delgadas se muestran como enfermizas”, dijo a BuzzFeed.
Fruth dice que se está empezando a notar un cambio significativo en lo que respecta a la inclusión física en varios sectores de la sociedad. “Desde el arte se aporta mucho a este cambio”, opinó la directora de Shameless Photography,
El estudio de la fotografa tiene sede en San Francisco y Nueva York. “Nuestro objetivo crear un espacio para que las mujeres se sientan seguras, hermosas y con poder en un mundo lleno de imágenes de fantasía”. Si bien la reacción de la serie fue positiva, Fruth recibió también críticas. “Puedo ver lo lejos que estamos todavía.
“Hay muchas personas que no están contentas con ellas mismas y muchas veces proyectan esa ira hacia las personas que si se aman”. Desde la redes sociales hubo furiosos ataques a su obra. “Es fácil decir cosas hirientes cuando no estás cara a cara con alguien”.
Tiene la esperanza, sin embargo, que “con el tiempo los medios de comunicación cambien y ya no sea raro ver a una mujer mayor, de color o de diferentes tamaños en nuestras revistas, en nuestra televisión, en nuestros anuncios. Sólo entonces la lucha acabará”.
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