16 Noviembre de 2015 04:07
Carolina Píparo reapareció en los medios, a cinco años del episodio que cambió su vida. Baleada por motochorros a la salida del banco en 2010, estaba embarazada de nueve meses y tuvo que dar a luz de urgencia a su bebé, quien murió una semana después en el hospital.
Aunque el tiempo haya pasado, Píparo reconoció que no se olvidará jamás de ese día ni de su hijo Isidro.
Carolina durante el juicio.
Luego de recibir el impacto de bala por parte de los motochorros, Carolina fue internada junto a su bebé en el Hospital de Gonnet. Pero el destino le jugaría una mala pasada: ella entró en coma y su hijo murió tres días después de entrar al hospital.
En diálogo con Clarín, detalló el vuelco que dio su vida luego de perder a su bebé: “Yo quería estar consciente, pero tenía un respirador, un tubo en la garganta. Ya no respiraba sin ayuda. La bala me quedó adentro, en el pecho, pero lo que embromó fueron los coágulos. En un momento tenían miedo de una falla multiorgánica porque mi cuerpo ya no respondía”.
Carolina durante el juicio.
Y agregó: “Era como una pesadilla constante, que no termina nunca. En terapia no hay día ni noche. Así estuve un mes. En un momento ya estaban preparando a mi marido, hablándole, porque pensaban que me moría. Intentaron tres veces sacarme el respirador y mi cuerpo fallaba hasta que me hicieron una traqueotomía. Después me empezaron a sacar las drogas. No podía hablar y me dijeron que anotara en un papel cuánto tiempo creía que estaba ahí. Iban casi 40 días y ¿sabés cuánto puse? Dos años”.
Píparo, el drama en primera persona.
“Yo me miraba, y me miraba, y no podía creer que no tenía a mi hijo. No podía creer la cantidad de cicatrices que tenía por todo el cuerpo. En la cabeza, en la espalda, en el cuello. Mi delgadez. Y la tristeza enorme, infinita. Una puede creer a veces que es otra persona. Me preguntaba por qué a mí, pero sobre todo por qué estaba viva. Por qué me tocó quedarme. Si yo me hubiera muerto en ese momento no sufría. Entonces te preguntás: si yo no sufrí hasta ahí, hasta ese instante, ¿por qué no me tocó irme con él? Pero bueno, acá estoy”.
Pero luego de salir del coma, Píparo tuvo que soportar otro fuerte dolor: enterarse que su hijo había muerto y comenzar una nueva vida: “Yo ya lo sabía y por eso no se lo pregunté a nadie. Yo lo sentía acá adentro. No pregunté nada. No me dijeron nada. Fue así de simple”.
Y continuó: “No podía caminar porque el cuerpo no me respondía. Estaba débil, nerviosa. No quería saber más nada con nada. Vi a mi marido que había adelgazado casi como yo, porque él nunca se movió del hospital”.
Pero la mujer mejoró y pudo comenzar a “vivir nuevamente”. Ahora tiene dos hijos (Inés de cuatro años y Bruno de uno), a los que acompaña en cada momento de su vida.