Presencia fugaz: cómo fue el paso de Macri en el acto de la AMIA
Neutralidad. Mauricio Macri llegó pasadas las nueve de la mañana a las puertas de la sede de la AMIA y se retiró sólo cinco minutos después. Lo acompañaron Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Medioambiente, Sergio Bergman, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
A diferencia de la tensa relación que mantuvo Cristina Kirchner con la comunidad judía después de la firma Memorándum de entendimiento Argentina-Irán en 2013, la presencia del presidente no generó rechazo, aunque tampoco hubo un aplauso cálido para recibir por primera vez en cinco años a un jefe de Estado.
La presencia del presidente fue confirmada recién ayer a última hora. Hasta entonces, la máxima figura del ejecutivo iba a ser Michetti.
La última vez que un presidente participó del acto fue en 2011, cuando CFK se mezcló entre los asistentes junto a Amado Boudou y su canciller, Héctor Timerman.
Trece años de actos, tres antagónicos presidentes
Néstor Kirchner participó de su primer acto sólo 54 días después de asumir la presidencia. CFK lo acompañó en el palco como primera dama y ambos fueron largamente aplaudidos. El ex titular de la DAIA, José Hercman, concentró por ese entonces sus críticas hacia la gestión de Eduardo Duhalde. Tras el homenaje, el presidente dio una conferencia de prensa en la planta baja de la mutual.
El año siguiente se conmemoraron los diez años del estallido. Cristina y Néstor se ubicaron en la primera fila junto a los familiares de las víctimas. Todavía con el voto de confianza de la comunidad, el presidente advirtió al abandonar el predio: “Les prometo que la Justicia va a llegar. No me van a hacer retroceder”.
El desencanto con el kirchnerismo se comenzó a sentir en 2005. Durante el acto, la comunidad judía le reclamó al presidente “hechos concretos” y solicitaron que la Cancillería reestableciera los 14 pedidos de captura internacional a ex funcionarios de Irán, todos acusados de haber sido los autores intelectuales del atentado. “Asumir las culpas sin hallar culpables, no alcanza”, cuestionó el titular de la mutual. Kirchner evitó la polémica: defendió su gestión y culpó a Carlos Menem y a Duhalde por las demoras.
Pero las críticas no pasaron inadvertidas por Kirchner, quien pegó el faltazo el año siguiente. Ni Cristina, ni el por entonces vicepresidente Daniel Scioli se hicieron presentes. La comunidad judía reclamó la declaración de crimen de lesa humanidad del atentado para evitar la prescripción de la investigación. “Ya no alcanza con decir que la causa AMIA es una vergüenza nacional”, le reclamaron a Kirchner.
Cinco meses antes de entregarle la banda presidencial a su mujer, Néstor se hizo presente en el último acto al que asistiría como jefe de Estado. Junto a Cristina, le puso el cuerpo al enérgico reclamo de los presentes, quienes le pedían al Gobierno que rompiera las relaciones diplomáticas con Irán, aunque la recepción no fue tan mala: lo elogiaron por haber solicitado la captura de los ex funcionarios iraníes.
Cristina se ausentó durante su primer año de gestión porque tenía que recibir a la presidente de Lituania, aunque tuvo la gentileza de recibir el día anterior a los familiares de las víctimas en su despacho. “Fue un encuentro positivo”, señalaron Sergio Burstein y Luis Czyzewski, y sumaron: “Hubo un compromiso de la presidenta de avanzar en el reclamo contra Irán y de alguna manera trazamos con ella y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, un plan de trabajo para los próximos meses”.
El brote de la gripe A canceló el 15° aniversario del atentado, aunque familiares de las víctimas se acercaron a la sede para colocar flores. El respiro se prolongó un año más: en 2010, CFK se encontraba en el extranjero y se limitó a solicitarle a Timerman que le expresara a la comunidad su “adhesión y solidaridad”. En el acto la criticaron, al que asistieron Kirchner y Julio Cobos, con dureza.
A sólo dos meses del primer aniversario de la muerte de Kirchner, Cristina regresó a la calle Pasteur. Se mezcló entre los familiares junto a su vicepresidente, Amado Boudou, y Timerman. Con lentes negros y bajo una fuerte tormenta, recibió las críticas del presidente de la AMIA, Guillermo Borger: “Le agradeceos su presencia, pero no es suficiente. Necesitamos justicia”. Esa fue la última vez que CFK participó de un homenaje.
El año siguiente, no hubo ningún representante del ejecutivo nacional. Pese a las críticas, Borger elogió que la presidenta haya reclamado por el atentado en la ONU. Pero duró poco: meses más tarde, la firma del Memorándum de entendimiento con Irán sepultó cualquier vínculo entre la presidenta y la comunidad judía.
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