25 Julio de 2016 06:18
No existe ejercicio más famoso en la historia de la gimnasia que el de las paralelas de Nadia Comaneci en Montreal '76. Fue el primer 10 olímpico. Aún hoy, todos son capaces de reconocer a la niña seria de flequillo recto y cola de caballo atada con cintas blancas.
Un pájaro adolescente.
Fueron menos de 20 segundos de rutina que se siguen recordando y admirando. Una performance impecable que combinó perfección, gracia corporal y una técnica que no era de este mundo.
Las posturas de Nadia, inolvidables.
El detalle más recordado fue que los marcadores Omega no estaban preparados para semejante despliegue. Mostraron un luminoso 1,00 porque no habían sido diseñados para un 10,00; ¡sólo tenían tres dígitos, lo de Nadia era imposible! La pequeña niña rumana, que en 1989 desertó de su país y se radicó en Estados Unidos, había roto todos los récords.
El 10 que hubo que inventar para Comaneci.
Nadia estaba nerviosa: "Sabía que tenía la capacidad de lograr una rutina perfecta, pero prepararte para ello en un entrenamiento y hacerlo enfrente de 15.000 personas son dos cosas diferentes", contó a un medio estadounidense.
Nadia hoy, a los 54.
La deportista tenía 14 años y reconoció que eso la ayudó, por la inconsciencia propia de esa edad. Tampoco sabía qué había fuera del mundo de la gimnasia, por lo que no tenía la presión que tienen los principales atletas antes de las grandes competencias.
Además del 10 perfecto en las barras asimétricas, Comaneci logró el máximo puntaje en otras seis ocasiones, ganando tres medallas de oro, una de bronce y una de plata.
No era la primera gimnasta-niña, pues Olga Korbut ya había asombrado cuatro años antes, en Munich. Pero Nadia fue la primera en ganar de forma abrumadora: en Montreal logró tres oros (absoluto, barra y paralelas), una plata (equipos) y un bronce (suelo) y un montón de diez: seis en sus dos pruebas favoritas, barra y paralelas, las más técnicas.
La pequeña gigante era absolutamente diferente en todo. En la técnica, en la precisión. Era una máquina de hacer gimnasia. En todos los aparatos era buenísima pero en paralelas nadie se le asemejaba, ni siquiera las soviéticas. Hoy, todo ha cambiado en la disciplina. Si bien los aparatos mejoraron, las rutinas que triunfan son las acrobáticas. Rumania no se ha clasificado para los Juegos de Río y hasta el 10 absoluto ha desaparecido. Pero a Nadia y a todos siempre nos queda ese momento mágico y único de Montreal '76.