Sin dudas es (porque aún está en la memoria y el corazón de su pueblo), uno de los boxeadores más carismáticos de Argentina.
Conquistó el título mundial superligero en Tokio, Japón. Fue un hijo pródigo del Luna Park, el templo del boxeo más importante de Sudamérica. Era un clásico verlo allí, llenando el estadio y con el público coreando su nombre.
Su carrera profesional no fue demasiado larga, pero bastó para convertirlo en uno de los mejores boxeadores que ha dado argentina, destacándose por sus habilidades defensivas. No por nada le decían el “Intocable”, porque era una máquina de esquivar golpes, y además, también tenía inesperados y efectivos ataques.
Defendió su título en seis ocasiones, hasta que lo perdió por puntos ante Alfonzo Frazer en Panamá. Quiso recuperarlo un año más tarde pero la suerte le fue esquiva, y en 1976 decidió retirarse.
Murió el 7 de septiembre de 2015, en Las Heras, provincia de Mendoza, cuando su delicado estado de salud desembocó en un paro cardíaco. Pero este mendocino, vivirá eternamente en la memoria de todo amante del box.