El café es una de las bebidas más consumidas del mundo. Está compuesto por 1.800 químicos, y si bien la fórmula perfecta para preparar la mejor taza hasta hoy parecía imposible, ya no lo es. La matemática y la ciencia se unieron para ello, y mediante cálculos complejos que midieron cómo se extrae el café de los granos en una máquina de filtrado, creen haber llegado a optimizar la experiencia para quienes aman esta bebida.
Casi todas las máquinas de café vierten agua caliente sobre el café molido que se encuentra en el filtro. Con esta idea base, científicos de la Universidad de Limerick, en Irlanda, y de la Universidad de Porthmouth, en Reino Unido, analizaron factores como la gravedad que atrae el agua a través del filtro, el flujo, el tiempo, y llegaron a una conclusión: la clave de todo está en el tamaño del grano de café.
“Nuestra idea es conseguir un modelo matemático completo de elaboración de café, que se pueda usar para diseñar máquinas nuevas”, le explicó el Dr. Lee, uno de los impulsores de la investigación, a la BBC News.
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Lo más importante siempre: el tamaño
Moler demasiado los granos puede influir en que el café salga acuoso, mientras que dejarlos un poco más grandes puede hacer que quede muy amargo. Además, el agua corre más rápido por el filtro si los granos son más grandes, por lo que “al estar menos tiempo en contacto con el café, reduce la extracción”, cuenta Lee.
Por último, los investigadores se están centrando en qué pasa con el café en el filtro, cómo se mueve y cómo se comporta: “la forma del café cambia mientras cae el agua, por lo que juega un papel importante respecto del sabor. Eso permitiría abordar un ángulo más: cómo se comporta exactamente según se pone el agua en la cafetera”, reflexiona el investigador.
Todo sea por encontrar la fórmula para preparar el café perfecto y mejorar, por qué no, las mañanas de todos los trabajadores del mundo.