Hoy el mundo del deporte y la política despide a Alejandra "Locomotora" Oliveras, quien falleció dejando tras de sí una historia tan compleja como inspiradora. Su vida fue un viaje plagado de adversidades, triunfos y decisiones que marcaron a fuego su trayectoria. Desde la pobreza extrema hasta alcanzar la gloria en el boxeo y, más tarde, incursionar en la política, Oliveras vivió con intensidad cada paso de su camino. Y aunque su historia está llena de luces, también está teñida por sombras que invitan a la reflexión.
Alejandra nació en Jujuy, en el seno de una familia humilde que luchaba día a día por sobrevivir. La precariedad económica fue el marco de su infancia, pero nunca logró apagar el fuego de sus sueños. Desde pequeña, soñaba con un futuro distinto, con una vida que le permitiera escapar del hambre y la miseria: "Algún día voy a comer lo que quiera. Algún día voy a tener una casa, un auto", supo decir en una entrevista para Infobae. Su niñez transcurrió entre alpargatas y carencias, pero también entre una esperanza indestructible que la impulsaría a luchar contra todo pronóstico.
La vida no fue fácil para la jóven Oliveras. A los 15 años se convirtió en madre y poco después comenzó a vivir el infierno de la violencia de género. Su pareja la sometió a una espiral de abusos físicos y psicológicos que casi la quebraron. incluso llegó a confesa que muchas veces deseó no estar viva. Pero fue su instinto de protección hacia su hijo lo que finalmente le dio la fuerza para escapar: "Cuando le pegó a nuestro hijo, ahí dije basta", recordaba con dolor pero también con orgullo por haber enfrentado su miedo y decidido poner fin al sufrimiento.
El boxeo fue su refugio y su salvación. En el ring encontró no solo una forma de canalizar su dolor, sino también un camino hacia la grandeza. Su carrera como boxeadora profesional fue extraordinaria: seis títulos mundiales en tres categorías distintas y dos récords Guinness son solo algunos de los logros que la convirtieron en una leyenda del deporte argento. Pero más allá de los números, lo que siempre destacó fue su espíritu indomable y su capacidad para inspirar a otros. "Nací para ser feliz", decía con convicción, como si cada golpe recibido fuera un recordatorio de que la felicidad era su destino final.
Sin embargo, como ocurre con tantas mujeres en el deporte, su éxito no siempre recibió el reconocimiento que merecía. Oliveras denunció en varias ocasiones la desigualdad de género en el boxeo y en otras disciplinas deportivas, lamentando que las mujeres tuvieran que luchar el doble para ser vistas y valoradas. Su lucha por la igualdad de género se convirtió en otro frente en su vida, aunque más tarde esa búsqueda de justicia parecería entrar en contradicción con algunas de sus decisiones políticas.
En 2021, la Locomotora dio un giro inesperado al lanzarse a la política como candidata a diputada nacional por el partido de extrema derecha Unite Santa Fe. Más tarde, se sumó al equipo del Ministerio de Seguridad bajo el liderazgo de Patricia Bullrich, desempeñándose en la Dirección Nacional de Seguridad en Eventos Deportivos. Su tarea principal era liderar el programa "Cuidar el Juego", enfocado en prevenir la violencia en ligas infantiles y juveniles. Aunque sus esfuerzos por alejar a los jóvenes de las calles y acercarlos al deporte fueron loables, su afiliación política generó controversia entre quienes admiraban su trayectoria deportiva pero cuestionaban sus posturas ideológicas.
Durante la campaña presidencial de 2023, Oliveras expresó públicamente su apoyo a Bullrich, destacando su lucha contra el narcotráfico y su carácter decidido: "Yo ya no peleo más, así que quiero ayudar a Argentina desde otro lado", declaró entonces. Sus palabras resonaron con fuerza entre sus seguidores, pero también despertaron críticas entre quienes consideraban que sus ideales políticos estaban en desacuerdo con los principios de equidad y justicia social que había defendido durante su carrera deportiva.
La Locomotora Oliveras deja un legado lleno de contrastes: una mujer fuerte, resiliente y apasionada que supo levantarse tras cada caída, pero cuya incursión en la política dividió opiniones y dejó preguntas sin respuestas claras. Hoy, mientras el país llora su partida, es imposible no sentir una profunda melancolía al recordar su historia.
Alejandra "Locomotora" Oliveras fue mucho más que una boxeadora o una política; fue un símbolo de lucha y perseverancia, una figura que enseñó que los sueños pueden ser más fuertes que las adversidades. Pero también deja una lección sobre las contradicciones humanas y los caminos inesperados que tomamos en busca de nuestra verdad.