Es sabido que el sueño es uno de los más efectivos tratamientos de belleza, además de un componente fundamental en la salud general. Si sos de aquellas a las que les cuesta conciliar el sueño, acá van los mejores consejos para que duermas profundo, descanses, y te levantes renovada.
#1 Nada de ir al gym un rato antes de ir a la cama
Si pensás que hacer una clase de gimnasia aeróbica es un buen remedio para caer rendida, te equivocás: ¡estimula el organismo y te despeja! Es preferible desconectar con alguna terapia de relajación. El yoga es ideal, permite bajar esos niveles de tensión. En el aspecto físico, estira y relaja toda la musculatura, especialmente la de la espalda y el cuello, donde más tensión acumulamos a lo largo del día. A nivel mental, permite oxigenar y aumentar los niveles de serotonina, neurotransmisor que aumenta la producción de melatonina, la hormona que regula los ciclos del sueño. Una pequeña práctica de 10-15 minutos, media hora antes de ir a dormir, en el dormitorio o en algún lugar tranquilo y sin mucha luz. ¡Probá!
¡Ejercicios de yoga para dormir mejor!
#2 Ponele colores a tus sueños:
Nada de irte a dormir con la compu, la tablet, el celu o el e-book. La contaminación eléctrica que originan estos dispositivos altera el sueño, y además, las imágenes excitan y no dejan descansar. ¿Lo más in? El coloring, la tendencia de pintar mandalas, flores, letras, y otros diseños con diferentes colores. Se pueden comprar los cuadernos que ya vienen para pintar. Mejoran el funcionamiento intelectual y ayudan a conciliar el sueño. Pero, ¡no le robes las pinturas a tus hijos! Comprate las tuyas y seguro que te vas a relajar.
Pintar mandalas relaja, y mucho.
#3 ¡Respirá!
Metete en la cama. Concentrate en tu respiración. Inspirá por la nariz con calma. Exhala el aire lentamente. Volvé a hacerlo. La respiración consciente, habitual en la meditación, puede ayudarte a re equilibrar cuerpo y mente y, por tanto, a dormir. Según los especialistas, modificar nuestra respiración conscientemente ayuda a autocontrolar el sistema nervioso y el ritmo cardíaco. La clave para conciliar el sueño es respirar con todo el abdomen (y no solo con la parte alta del pecho), cinco o seis veces por minuto, sin pausas entre inhalación y exhalación y, si es posible, por la nariz. Luego, a soñar con los angelitos.
Respirar ayuda mucho.
#4 ¡Detené la mente!
Un no rotundo a lo de “lo consultaré con la almohada”. Si tenés que resolver algo que te preocupe, mejor de día: por la mañana generamos cortisol, la hormona que nos ayuda a afrontar situaciones de stress y problemas cotidianos. Así que guardá los problemas para resolver y grandes decisiones para el otro día. En este caso, ¡sí podés dejar para mañana lo que podés hacer hoy!
¡Basta de pensar antes de dormir!
#5 Nada de cafeína ni comer pesado:
La cafeína puede tardar horas en metabolizarse, haciendo sentir sus efectos hasta mucho después de haberla tomado. Lo mejor es evitar beber café, té, cacao y gaseosas cola a partir del mediodía. Por su parte, el menú nocturno debe ser liviano e incluir algo de fruta: todas contienen triptófano, un aminoácido que propicia la segregación de melatonina, la hormona que incita al sueño. ¡Y dejá pasar al menos una hora y media antes de irte a dormir!
No es buena idea comer mucho antes de acostarte.
#6 Renová el aire antes de dormir:
Renová el oxígeno del dormitorio antes de acostarte. Abrí bien las ventanas, por más que haga frío. Por la mañana, ventilá bien el colchón y la habitación, una práctica que purifica el aire que luego respirarás de noche. Incorporala.
Ventilar es una buena costumbre.
¡Que descanses!