Si hay un día en la vida en el que nada puede fallar, ese es el día de la boda. Tantos sueños, toda la planificación y si algo sale mal es un verdadera desastre. La semana pasada una pareja enamorada estaba a punto de convertirse en marido y mujer cuando ocurrió algo inesperado.
Jo Du y Earl Lee son una pareja, como tantas otras, que se casaban Guelph, Ontario, Canadá. Minutos antes de la boda el cierre del vestido de la novia se rompió. ¡Un desastre! Nadie sabía cómo arreglarlo.
Una de las damas de honor corrió a pedir ayuda a un vecino, para ver si tenía algo que pudiera servir para remendar el cierre, y “Tenía algo mejor que eso”, le contó David Hobson, el vecino, a la cadena CTV News.
La novia y sus damas de honor.
El hombre mantenía en su casa a una familia de refugiados sirios y el padre era maestro de sastrería. Los ciudadanos de Alepo hacía sólo cuatro días que se habían instalado en Canadá, y todavía no hablaban inglés, pero la comunicación no fue un problema, todo se resolvió con el traductor del celular.
A pocos minutos de que la dama de honor fuera en busca del vecino, Ibrahim Halil Dudu tocó a la puerta de la novia, kit de sastre en mano, y se dispuso a coser el vestido con la destreza de un profesional con 28 años de experiencia. “Estaba tan emocionado y feliz, explica Halil Dudu en la televisión canadiense; me gusta ayudar a la gente de Canadá con todo mi corazón”.
Dudu puso manos a la obra.
Al final, la boda se celebró sin problemas. Y Jo y Earl, ya declarados esposos, se sentían: “tremendamente agradecidos a Dudu por haber salvado su día; fue un increíble gesto de amabilidad”.
La fotógrafa del evento, Lindsay Coulter, retrató la entrañable anécdota y publicó las fotos en Facebook. “Estoy tan orgullosa de vivir en Canadá, un país que ha abierto las puertas a los refugiados innumerables veces. Estoy en deuda con las familias que han acogido a estos extraños en sus hogares, y me siento inspirada por la resistencia del pueblo sirio”, escribía Coulter junto a las fotos.
Dudu, dejó el vestido impecable.
Canadá ya recibió a 30.862 refugiados sirios. De estos, 50 familias viven en Guelph gracias a la promoción de un hombre de negocios de la ciudad, Jim Estill, que es director ejecutivo de una empresa de electrodomésticos.
Alil Dudu y su familia se escaparon de Alepo, la ciudad que, según la ONU sufre la peor catástrofe humanitaria de la guerra Siria.
Ojalá que con este gesto logre conseguir un trabajo como sastre, su sueño.