La Navidad y más aún la nochebuena, es tanto una celebración religiosa -para los cristianos en sus diferentes vertientes- como un evento social y familiar tradicional que suma también a ateos y agnósticos, indiferentes, honestos y corruptos, pobres y ricos.
A falta de renos, buenos son los botes.
Es como una dosis de esperanza y una brisa de fe autoinoculada, que sólo dura una horas. Como reza un tema del grupo Paralamas: "el arte de vivir con fe, sin saber con fe en qué" .
Clásica: arbolito, regalos, familia y pan dulce.
Claro que cada país aporta características propias pero hay una constante en casi todo el mundo: el arbolito, cuanto más grande y vistoso mejor, el brindis en familia, la cena, la decoración acorde y, más que nada, los regalos. Es, por que no decirlo, la combinación perfecta para el consumo, ya que apenas necesita marketing, aunque abunda hasta la saturación.
En occidente se conjuga, someramente, lo festivo con lo religioso.
Si el creador de la imagen de Santa Claus, Papá Noel o como se llame cobrara derechos sería más rico que Bill Gates.
Evitaremos, sumándonos al "espíritu navideño" ahondar en el mito y desilacharlo con datos, dado que hay tantos y son, especialmente los que sostiene la iglesia, tan certeros como las cifras el Indec.
Roma, Italia.
Aunque la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra registrada ni en el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento coincide con las paganas festividades del solsticio.
Vigilados. La navidad en Belén.
Y por otro lado, desde la época el calendario varió más de una vez. Por ejemplo, Rusia y los ortodoxos la conmemoran el 7 de enero.
Estados Unidos
Nueva York.
Los campeones de la exacerbación navideña son, sin duda, los estadounidenses: casas, jardines y plazas decoradas e iluminadas como para un campeonato, subocupados vestidos de rojo y con barbas postiza tocando campanitas en cada esquina y fiebre de consumo.
En EE.UU. hay premios a las casas mejor decoradas.
Y también algo de significado religioso. Como si fuera el día de acción de gracias, por unas horas todos somos buenos y generosos. Hasta en la Casa Blanca y el Pentágono.
El pueblo de Santa en Laponia, Finlandia
Japón y China
La Navidad es un ejemplo del proceso de occidentalización nipón posterior a la Segunda Guerra. Nada tiene que ver con sus tradiciones ni su religión, pero si con la economía de mercado. Los japoneses cumplen, casi indiferentes, con los rituales.
Algo similar ocurre en China, donde oficialmente no hay nada que festejar pero las transculturación, y las millonarias exportaciones de juguetes y artículos navideños hacen que el PC chino lo tolere.
Las "mamá noel" chinas. O mamitas.
Alemania, triste Navidad
El reciente atentado terrorista contra una feria navideña en Berlín que dejó más de 12 muertos y 50 heridos empañó las celebraciones en un país que se toma la Navidad muy en serio, ya sea por las ambientaciones en edificios, plazas y calles, como por el entusiasmo y emoción que despierta.
Alemania es el país europeo con mayor tradición navideña y mantiene costumbres muy antiguas a la hora de celebrar.
Desde el espacio
El año pasado, los tripulantes de la Estación Espacial Internacional dejaron un sentido y gracioso mensaje desde su órbita.
Tradiciones extrañas según las diferentes culturas
A que no lo sabías
Los que no festejan