En medio de un panorama financiero asfixiante y con reservas netas en rojo, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) volvió a endeudarse: esta vez con Estados Unidos. El secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, confirmó este martes que el gobierno de Javier Milei activó un primer tramo del swap de monedas acordado entre ambos países, por un monto total de 20.000 millones de dólares. "Ya obtuvimos una ganancia", celebró el funcionario en declaraciones a la cadena MSNBC. La frase, contundente y despojada de diplomacia, retrata con precisión quién salió beneficiado con la operación.
Según reveló Bessent, la administración argentina pidió poner en funcionamiento "una pequeña parte" del convenio, estimada por el mercado en unos 2.700 millones de dólares, que habrían sido utilizados para reembolsar a Estados Unidos los dólares empleados en la intervención cambiaria previa a las elecciones y pagar vencimientos de deuda con el FMI. El movimiento no pasó inadvertido para los analistas locales.
En diálogo con Ámbito, el economista Federico Machado advirtió: "Se supone que se usaron US$2.700 millones para repagarle o compensar al Tesoro de EE.UU. por los dólares que gastó en el Mercado Libre de Cambios en la previa de la elección. Entonces, esos dólares no están en las reservas brutas, pero se convirtieron en deuda del Banco Central, por eso restan". Y agregó que "hubo US$700 millones que se pagaron al FMI, probablemente con dólares del propio Fondo".
En otras palabras: la supuesta "ganancia" norteamericana se traduce en más deuda y menos reservas reales para la Argentina. El uso del swap ya había sido anticipado por los reportes del Banco Central y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En el balance del 31 de octubre, el BCRA dejó entrever la activación del mecanismo, al mostrar un aumento de 640,8 millones en las tenencias de Derechos Especiales de Giro (DEGs) por parte de Argentina y una reducción idéntica en las de Estados Unidos.
Detrás de esos movimientos contables se esconde la confirmación de que Washington intervino directamente en el mercado local para "estabilizar al peso argentino", como reconoció Bessent. "El Tesoro de Estados Unidos utilizó su hoja de balance para estabilizar a la Argentina", explicó el funcionario, quien también admitió que el Tesoro vendió letras en pesos del BCRA para absorber liquidez. Detrás del eufemismo de "estabilización" se esconde, sin embargo, una jugada política y económica que profundiza la dependencia del Gobierno argentino respecto de la Casa Blanca y del FMI.
Mientras tanto, las reservas netas del Banco Central habrían tocado los US$12.000 millones negativos, según estimaciones privadas. Y aunque Milei celebra su alineamiento con Washington como un gesto de "confianza internacional", la realidad muestra que la ganancia fue para Estados Unidos, y el costo, una vez más, lo pagó la Argentina. La activación del swap norteamericano marca un nuevo capítulo en la política económica del gobierno libertario: un rescate encubierto que asegura oxígeno financiero a corto plazo, pero hipoteca aún más la autonomía del país frente a los intereses de Washington y los organismos multilaterales.