En una ceremonia tan veloz como simbólica, el presidente Javier Milei le tomó juramento al teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo ministro de Defensa, en reemplazo de Luis Petri. El acto, realizado en el Salón Blanco de la Casa Rosada, condensó algo más que un recambio administrativo: confirmó el rumbo de un gobierno que se apoya cada vez más en la estructura militar y que exhibe, sin disimulo, una sintonía inédita con los Estados Unidos. Presti, que "cuenta con firma en la cartera desde el jueves 11, pero este viernes quedó habilitado para instrumentar los cambios que considere pertinentes", llegó rodeado de funcionarios, familiares y efectivos de las Fuerzas Armadas. Su designación, sin embargo, no estuvo exenta de polémicas: un sector de la oposición rechazó su nombramiento y dentro de la propia fuerza se escucharon críticas por su continuidad en actividad. El flamante ministro intentó despejar esas tensiones al afirmar que se tomaría licencia para asumir el cargo.
Militar de carrera, egresado del Colegio Militar de la Nación en 1987 como subteniente de infantería, Presti ocupó posiciones de relevancia operativa -"comandante de la IV Brigada Aerotransportada, jefe del Regimiento de Asalto Aéreo 601 y director del Colegio Militar"- y desarrolló trayectoria internacional como jefe de la misión de paz argentina en Haití y como agregado de Defensa en varias embajadas centroamericanas. Su designación como jefe del Estado Mayor General del Ejército en 2023 había implicado un recambio de alto nivel y el pase a retiro de 22 oficiales superiores.
El dato político que sobrevoló la ceremonia fue la presencia del embajador estadounidense en la Argentina, Peter Lamelas. Su participación no fue casual, ni aislada: "se trató de la segunda vez consecutiva que asiste a una jura ministerial", luego de acompañar, una semana antes, la asunción de la ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva. Desde la primera fila, posando para fotos con los hijos de Presti -"con los dos pulgares en alto tal y como lo hace el Presidente"-, Lamelas volvió a dejar en claro el clima de cooperación plena entre ambas administraciones. "Ya parece parte del elenco estable", bromeó un miembro del Gabinete.
El embajador ya había compartido agenda días atrás en Río Cuarto, durante la presentación de los aviones F-16. Allí, la Embajada estadounidense destacó que los cazas "fortalecen las capacidades de defensa aérea de la Argentina y respaldan la coordinación operativa con ese país y otros socios de la OTAN", reforzando un "compromiso a largo plazo con la cooperación entre ambos países". El recambio no solo responde a afinidades externas. La llegada de Presti y la conformación de su equipo consolidan una tendencia que algunos analistas señalan como riesgosa: un giro notorio hacia la militarización del Ministerio de Defensa.
La designación del teniente coronel retirado Daniel Enrique Martella como secretario de Asuntos Internacionales -en reemplazo de Juan Battaleme- revela el objetivo estratégico: "fortalecer la cooperación militar con Estados Unidos e Israel" y reforzar la presencia castrense en áreas tradicionalmente ocupadas por perfiles civiles. Este desplazamiento contrasta con las gestiones kirchneristas, que privilegiaban la conducción civil incluso en niveles operativos. Para los críticos, el enfoque actual debilita la línea histórica que buscaba evitar superposiciones entre el ámbito castrense y la estructura ministerial.
La política de defensa de Milei está atada a un fuerte alineamiento con Washington. El reemplazo de Petri por Presti y los recientes movimientos en el Estado Mayor Conjunto responden a esa lógica. Según fuentes consultadas por Infobae, el Gobierno considera que el ex jefe del Ejército "podía consolidar una buena relación con la Embajada" y que su visión estratégica está "alineada a la idea de coordinar con ellos las políticas de defensa nacional". Entre los objetivos inmediatos, Presti intentará que el Reino Unido levante las restricciones a la compra de armamento con componentes británicos, una prohibición que persiste desde la posguerra de Malvinas.
El Gobierno confía en que Estados Unidos ejercerá presión diplomática para destrabar ese veto y ampliar la oferta de equipamiento disponible para la Argentina. La asunción del ministro coincide con un reordenamiento de la cúpula militar: por primera vez en tres décadas, la Armada recupera la jefatura del Estado Mayor Conjunto, con el vicealmirante Marcelo Alejandro Dalle Nogare al mando. Lo acompaña como subjefe el general de brigada Sergio Jurczyszyn. En paralelo, el brigadier general Xavier Isaac pasará a retiro y la Fuerza Aérea ratificó al brigadier mayor Gustavo Javier Valverde, protagonista de la adquisición de los F-16.