Lo que prometía ser una noche de música y nostalgia en el Arena Cañaveralejo de Cali terminó convirtiéndose en un espectáculo que muchos preferirían olvidar. Andrés Calamaro, el icónico cantante argentino, decidió que el escenario era el lugar perfecto para desplegar su pasión taurina, justo en una ciudad que recientemente había prohibido las corridas de toros. ¿Coincidencia? Difícil de creer.
La actuación del cantante tomó un giro inesperado cuando, en un gesto teatral digno de un torero, agitó una chaqueta roja, la tiró al suelo y abandonó el micrófono. Acto seguido, dedicó unas palabras que encendieron los ánimos del público: "Quiero dedicar esta canción a todos los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedan sin trabajo, porque votaron para eso: dejarlos en la calle". La respuesta fue inmediata: abucheos estruendosos y una evidente incomodidad en el ambiente.

Pero Calamaro no se detuvo ahí. Antes de retirarse del escenario tras el descontento del público, dejó un último mensaje cargado de desdén: "Lo siento. Están cancelados y bloqueados. Hasta nunca". Una despedida que difícilmente será olvidada por los caleños.
Como si el espectáculo en vivo no hubiese sido suficiente, el cantante decidió extender su "faena" a las redes sociales con un extenso posteo que dejó claro su punto de vista. En un tono que oscilaba entre la indignación y la superioridad moral, Calamaro afirmó: "Curiosamente los aficionados somos decentes y educados padres de familia que jamás maltratamos animales, pero los animalistas no saben hacer otra cosa que insultar y desear sangrientas consecuencias". Un argumento que, lejos de calmar las aguas, alimentó aún más la polémica en Colombia.
Además, no perdió la oportunidad de criticar lo que él considera una "ignorancia adolescente" detrás de la prohibición de las corridas: "Cali jamás votó ni fue a referendo para cerrar la plaza, esto ocurre con la complicidad de la ignorancia adolescente de una minoría". Y por si quedaban dudas sobre su postura, remató: "Colombia es taurina como es musical, es tradicional, cultura, trabajo y libertad. Eso no va a cambiar".
El posteo continuó con una serie de reflexiones sobre los "cobardes animalistas", a quienes acusó de esconderse tras "un mentiroso manto de piedad" y de carecer de dignidad para enfrentarlo cara a cara. Para cerrar con broche de oro, Calamaro lamentó estar en una "plaza de toros sin toros" y expresó su solidaridad con quienes se quedan sin trabajo debido a la prohibición.
Y, como si esto fuera poco, Calamaro cantó vale cuatro: "No soy torero ni asesino ni maltrato animales pero sí que como animales a diario. La gastronomía tampoco es maltrato perverso, advierto si es desapego de las nazi animalista para con los ciudadanos y no favor de una fantasía incluso absurda para Walt Disney", dijo contundentemente.
Andrés Calamaro no recordó que el respeto por las tradiciones no implica imponerlas en contextos donde ya no son bienvenidas. En una ciudad que decidió democráticamente dar un paso hacia el cambio, sus palabras resonaron como un eco desafinado. Al final, lo único que quedó claro es que su "arte" taurino no encontró aplausos en Cali, sino una sonora ovación... de abucheos.