El universo de la lucha libre profesional está de luto tras la inesperada muerte de Hulk Hogan, que falleció en la madrugada de este jueves a los 71 años debido a un paro cardíaco, según confirmaron fuentes médicas. La noticia conmocionó tanto a sus seguidores como a la industria del entretenimiento deportivo, marcando el fin de una era para millones de fanáticos y fanáticas que lo vieron brillar en su época dorada en el mundo.
La muerte de este gigante sucedió en su casa en Clearwater, Florida. Fue hasta allí donde un equipo médico llegó de emergencia tras recibir un llamado alertando sobre la situación. Según TMZ, los paramédicos confirmaron que se trataba de un paro cardíaco.
Todo esto en el contexto de que su esposa, Sky, desmintiera rumores sobre una supuesta condición crítica o estado de coma, asegurando que Hogan se encontraba en proceso de recuperación tras varias cirugías y que su corazón estaba "fuerte". Hoy, esas palabras resuenan con dolor y desconcierto.
Hogan no solo fue un ícono de la lucha libre profesional, sino un fenómeno cultural que revolucionó el deporte y lo llevó niveles insospechados. Lo increíble de su caso es que antes de su llegada, la lucha libre estaba dirigida a un público reducido, pero su carisma, teatralidad y presencia en el ring transformaron el espectáculo en un evento familiar que trascendió fronteras: con su imagen imponente, su característico bigote rubio y su energía desbordante, Hogan se convirtió en un símbolo del show deportivo durante décadas.
Su impacto fue tal que en 1996 decidió reinventarse por completo al abandonar su papel de héroe para asumir el rol del temido villano "Hollywood Hogan". Con la creación del Nuevo Orden Mundial (NWO), logró redefinir su carrera marcando un antes y un después en la lucha libre profesional. Así las cosas, catapultó a nuevas alturas de fama y consolidó su legado como una figura insustituible en el deporte.
La noticia de su fallecimiento le rompió el corazón a toda la comunidad luchística y a quienes crecieron con él desde su infancia admirando sus épicas batallas en el cuadrilátero. Es que partida no solo representa la pérdida de un luchador legendario, sino también la desaparición de un hombre que logró conectar con millones a través de su pasión y entrega a lo largo y a lo ancho del mundo.
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