El objetivo de Gran Hermano es mostrar cómo conviven múltiples personalidades de la vida real en una casa completamente aislada de la sociedad. Si bien el programa se centra en las estrategias de juego y el show de los participantes, la vida misma obliga a que se toquen problemáticas sociales como cuestiones económicas, vínculos humanos o trastornos alimenticios. En este contexto, Martina Pereyra fue protagonista al atravesar una profunda incomodidad con su imagen corporal.
La participante, que fue eliminada en abril, abrió recientemente su corazón en una entrevista íntima y sin filtros en el programa de streaming No lo Piensen Tanto: "Aumenté mucho de peso. Allá adentro comías todo el día: por aburrimiento, por ansiedad. Algunos canalizaban fumando; yo no fumo. Y llegó un momento en el que directamente no me entraba la ropa. Tenía que usar la de las chicas", recordó.

Durante su estadía en la casa más famosa del país, Martina llegó a quebrarse al mirarse al espejo y enfrentó problemas de salud al desmayarse por deshidratación. Sin embargo, contó con la contención de sus compañeros para afrontar el momento: "Fue como un disparo. Yo ya me veía, porque estás rodeada de espejos, te das cuenta. Pero cuando lo escuché, morí. Se me vino todo abajo. Comía y sentía que alguien me estaba mirando. Era horrible. Hablé con el psicólogo, las chicas me ayudaron un montón, pero fue muy duro", expresó con la voz entrecortada.
En ese instante, la experiencia dejó de ser un juego y se convirtió en una batalla interna: "Yo no pensaba tanto en lo que decía la gente afuera, sino en cómo me veía yo. Sabía que había subido de peso, pero seguía adelante... hasta que escuché ese comentario. Ahí cambió todo", confesó.
Martina también recordó cómo uno de sus compañeros notó que algo no estaba bien: "Era febrero, hacía calor, y él me preguntaba por qué no me metía en la pileta. Yo le decía que no sabía. Un día me encerró en el cuarto y me preguntó directamente qué me pasaba. Fue la única persona que se dio cuenta de verdad. Valoré muchísimo esa charla", contó.
Tras esa conversación, la joven oriunda de La Plata logró recuperar parte de su seguridad: "Volví a meterme en la pileta, a hablar con las chicas, a prestarnos ropa. Siempre fui bastante insegura con mi cuerpo, pero nunca lo había dicho en voz alta. En la casa, sentí que volvía a enfrentar los fantasmas del pasado. Tenés que ser muy fuerte mentalmente, porque si no, no te levantás más."
Martina también habló sobre los motivos que la llevaron a anotarse en el programa. Contadora recibida, explicó que sentía que su camino iba por otro lado: "Mientras trabajaba de contadora sentía que algo no cerraba. Toda mi vida fui estructurada: terminé el colegio, entré directo a la facultad. Pero en paralelo hacía un curso de modelaje desde 2019. Me presentaba a castings, pero siempre me decían que no. Así que seguía estudiando, porque necesitaba hacer algo con mi vida. Fueron cinco años de estudio, me sentaba diez horas por día frente a la computadora. Pero ya no quería eso. No me cerraba más."
Dentro del reality, la lucha de Martina Pereyra con el peso no fue el único obstáculo. También fue subestimada por su forma de ser: "Me trataban de tonta. Pero yo les decía: 'Chicos, soy contadora, ¿qué les pasa?' Es que tengo una personalidad aniñada."