Se flagelan la espalda hasta dejarla en carne vivs, se movilizan arrastrándose o cargan cruces de madera durante kilómetros para redimir sus pecados. Así se vive el Jueves Santo en Filipinas, famoso por sus ritos sangrientos.
En la localidad de San Fernando se reunieron, como cada año, miles de devotos que practicaron los tradicionales y sangrientos rituales de penitencia para emular el calvario que padeció Cristo. La catedral de esta localidad de la provincia de Pampanga, situada a unos 62 kilómetros al norte de Manila, fue el punto de encuentro de hombres de todas las edades que llegaron descalzos.
También están los que asisten vestidos de nazarenos, conocidos por llegar en sus hombros grandes cruces de madera que pasan entre 20 y 35 kilos para mostrar su devoción, limpiar sus pecados o pedir milagros y buena fortuna. Mirá las imágenes .