Dos hechos de corrupción policial en el corazón de Rosario, deja en evidencia que la policía trabaja en complicidad con las bandas narco a pesar de la propaganda política que realiza Patricia Bullrich en el gobierno de Javier Milei alardeando la baja de la tasa de criminalidad en esa ciudad argentina.
Los recientes casos de corrupción dentro de la cárcel de Piñero ponen en evidencia la preocupante connivencia entre la policía y el crimen organizado. Uno de los casos es el de Luna María Robles, una joven suboficial de 21 años de la Policía de Santa Fe, que fue señalada como pieza clave en este engranaje corrupto.
Imputada por el fiscal Ramiro González Raggio, Robles enfrenta cargos por violación de secretos, incumplimiento de deberes de funcionario público y encubrimiento por omisión de denuncia. Su crimen: haber filtrado información confidencial del sistema de videovigilancia del Centro de Monitoreo del 911 a su pareja, Kevin Alfredo Ramos, quien cumple condena en la cárcel de Piñero.
La investigación apunta a que Robles, aprovechando su licencia por maternidad, envió a Ramos detalles sobre la ubicación y funcionamiento de cámaras de seguridad en Rosario. Esta información fue utilizada para coordinar un ataque a tiros contra un colectivo en el barrio Tablada, un acto de intimidación pública ordenado desde prisión por Carlos Jesús "Pelo Duro" Fernández, un reconocido narcotraficante rosarino.
El arresto de Robles se produjo mientras visitaba a Ramos en el penal, un operativo llevado a cabo por la División de Asuntos Internos. Aunque el juez Aldo Bilbao Benítez dictó prisión preventiva por 90 días, la medida se cumplirá bajo arresto domiciliario debido a que Robles tiene a su bebé a cargo. Sin embargo, la investigación continúa, dejando al descubierto las grietas en el sistema policial.
Pero éste no es el único caso escandaloso de policías corruptos: Brian Z., un agente penitenciario fue sorprendido intentando ingresar celulares y drogas a Piñero, agravando aún más el panorama.
Este celador fue descubierto con dos celulares envueltos en papel aluminio, marihuana escondida en latas y paquetes de yerba, además de cargadores y otros elementos ilícitos que fueron descubiertos por sus propios compañeros de la fuerza. La detención inmediata de Brian Z., dispuesta por el fiscal Fernando Dalmau, resalta una vez más la facilidad con la que el crimen logra infiltrarse en las instituciones encargadas de su combate.
Mientras tanto, los ciudadanos de Rosario enfrentan una realidad sesgada por el narcotráfico y el miedo de no poder vivir en libertad, esa libertad que Patricia Bullrich reivindica pero que no puede controlar para los adentros de las fuerzas de seguridad. Eso sí, la escalada de violencia en cuanto a la represión de todos los miércoles en las marchas de seguridad junto a la ostentación de armas represivas cada vez más caras, deja en evidencia dónde tiene puesta la verdadera atención la ministra de Seguridad de Javier Milei.