Escalada de violencia
26 Mayo de 2025 11:58
En un inusitado y preocupante episodio de violencia, un jubilado de 88 años desató el caos en Sarandí al amenazar con un arma de fuego a un grupo de hinchas del Arsenal, justo antes de que estos partieran hacia el estadio.
Este incidente, que tuvo lugar el pasado domingo 26 de mayo por la mañana, dejó a la comunidad en estado de alerta y puso de manifiesto la creciente intolerancia y el riesgo latente en situaciones cotidianas.
El anciano, visiblemente alterado por el ruido de los simpatizantes que se congregaban en una plaza cercana, no solo se quejó airadamente, sino que llegó al extremo de arrojar un tacho de pintura sobre un automóvil y sacar una pistola calibre .38, cargada con seis cartuchos y lista para disparar. Los vecinos, aterrados ante la presencia del arma y preocupados por la seguridad de las familias presentes, intentaron calmar al hombre, rogándole que guardara la pistola.
"No me toques", gritó el jubilado al ser abordado por la policía, quienes, gracias a su rápida intervención, lograron desarmarlo antes de que la situación se tornara aún más peligrosa. El hombre fue detenido e imputado por tenencia ilegal de arma de guerra, aunque sorprendentemente fue liberado al día siguiente, lo que genera también un debate sobre la eficacia del sistema judicial en casos que representan una amenaza para la seguridad pública.
Los vecinos expresaron su consternación a través del canal C5N. Uno de ellos comentó: "Cada vez que hay un partido hacen lío. Se ponen en el árbol y empiezan a tirar pirotecnias, hacen de todo. No se puede vivir así". Este sentimiento de impotencia y frustración resuena entre quienes viven en la zona, quienes ven cómo una actividad deportiva que debería ser pacífica, se transforma en un detonante para episodios violentos.
Sin embargo, no todos comparten esta visión. Otros residentes describen el barrio como "tranquilo" y consideran que el bullicio durante los partidos es simplemente parte de lo habitual cuando el equipo local juega.
Este incidente no solo ha encendido las alarmas sobre la violencia latente en eventos deportivos, sino que también subraya una preocupante falta de tolerancia en la sociedad gobernada por la ultraderecha que todos los días en boca del Jefe de Estado ataca con palabras soeces e insultos a todo aquel que piense diferente a él.
Es por eso que la imagen del jubilado armado enfrentándose a jóvenes hinchas es un símbolo inquietante de cómo las tensiones cotidianas pueden escalar a situaciones potencialmente trágicas.
Mientras tanto, el incidente ha dejado una marca indeleble en Sarandí, recordándonos la necesidad urgente de abordar la intolerancia y la violencia desde sus raíces en gestión de salud mental para evitar futuras tragedias.
