El juicio que debía esclarecer las responsabilidades penales en la muerte de Diego Armando Maradona terminó en un bochorno institucional sin precedentes: gritos entre jueces, presiones internas, grabaciones clandestinas y un documental que terminó por dinamitar todo el proceso. Así lo reveló Mariana Parbst, secretaria del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro, quien declaró como testigo en la causa que investiga la conducta de la jueza Julieta Makintach.
Parbst, abogada adscripta a la Suprema Corte bonaerense y responsable del sistema de grabación CICERO durante el juicio, brindó un testimonio que expuso el detrás de escena del juicio frustrado. Según relató, entre los magistrados Makintach, Maximiliano Savarino y Verónica Di Tomasso había una tensión creciente que se desató incluso antes de que comenzara el debate oral. "Sé que hubo varias discusiones entre ellos, por distintas razones. Si bien no las presencié, entre receso y receso se escuchaban gritos, que discutían. Era una situación incómoda", declaró. La testigo relató incluso que, ante el clima hostil, ella y otros empleados evitaban el contacto con los jueces tras las audiencias: "Cuando íbamos a saludar después de que terminaban las audiencias y escuchábamos peleas, nos íbamos sin saludar".
El eje de los enfrentamientos era el rol de Makintach. Según Parbst, la jueza insistía en presidir el tribunal, algo que fue resistido por sus pares. "El juez Savarino me dijo que ella le refirió que, si no le daba la dirección del debate, iba a llevar el tema a la Suprema Corte mediante una presentación", contó. La tensión escaló hasta el punto de que Makintach pidió un nuevo sorteo para determinar quién debía tener el primer voto del veredicto y la sentencia. Savarino y Di Tomasso, según Parbst, rechazaron esa posibilidad y dejaron en claro que "nunca le iban a dar la presidencia del tribunal".
Pero el punto de quiebre fue el escándalo del documental Justicia Divina, en el que Makintach habría participado con un rol estelar mientras se desarrollaba el juicio. Parbst sostuvo que "nadie tenía idea" de la existencia de ese proyecto y que tanto Savarino como Di Tomasso estaban "pasmados" cuando se enteraron. Según su testimonio, la propia Makintach argumentó que se trataba de "algo de uso personal, casero".
A pesar de que en la primera audiencia del juicio se colocaron carteles prohibiendo grabaciones y se permitió el ingreso de cámaras solo en tandas autorizadas por la oficina de prensa de la Corte, se descubrió que un camarógrafo -Jorge Huarte- filmó sin autorización parte del proceso. La presencia de su equipo fue tolerada, según se supo, por pedido directo de Makintach a una sargento de la policía bonaerense: "No toquen a mi gente", habría dicho la jueza.
La grabación clandestina fue un golpe letal al juicio, que terminó declarado nulo, y desató una nueva investigación por posible mal desempeño. Parbst fue clara: "Ellos -por Savarino y Di Tomasso- no me ahondaron en las explicaciones de lo que hablaron con Makintach, solo me dijeron que le expresaron que lo sucedido no estaba bien". La investigación por este escándalo judicial está en manos de los fiscales de San Isidro Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo. Mientras tanto, el juicio por la muerte de Maradona, que prometía ser un proceso histórico para la Justicia argentina, hoy se recuerda como un caso de descontrol institucional y pérdida total de credibilidad.