El reciente hallazgo del cuerpo de Milagros Micaela Bastos, una joven de 22 años desaparecida desde agosto de 2024, vuelve a poner en el centro de la escena a Horacio Antonio Grasso, un expolicía cordobés con antecedentes penales que ahora enfrenta nuevas imputaciones en una causa que estremece a la provincia.
El cadáver de Milagros fue encontrado el pasado 5 de julio, escondido dentro de un placard tapiado y sellado con cemento en un departamento ubicado en pleno centro de Córdoba. La propiedad pertenecía a Horacio Antonio Grasso, quien ya cumplía una condena por el homicidio de un niño en 2007.
Milagros había desaparecido el 6 de agosto de 2024. Oriunda del barrio Renacimiento, atravesaba problemas de consumo y estaba en situación de calle sin embargo y a pesar de su situación, mantenía contacto con su familia para visitar a su hijo. Sin embargo, un día dejó de aparecer, lo que desató la alarma entre sus seres queridos. La búsqueda fue intensa: su familia organizó marchas, difundió su desaparición en redes sociales y solicitó apoyo del Ministerio Público Fiscal.
Casi un año después, la incógnita sobre su paradero llegó a un trágico desenlace. Los restos humanos encontrados en el departamento de Horacio Grasso fueron identificados mediante un cotejo genético que confirmó que pertenecían a Milagros. Según las pericias preliminares, su muerte habría ocurrido seis meses antes del hallazgo.
El departamento donde se encontró el cuerpo estaba ubicado en calle Buenos Aires al 300, una zona céntrica y transitada. Lo que los investigadores encontraron allí dejó atónitos incluso a los más experimentados: el cadáver había sido ocultado dentro de un placard sellado con cemento. Este descubrimiento no solo evidenció un intento deliberado de ocultar el crimen, sino que también sumó un nuevo capítulo a la oscura historia de Grasso.
Grasso: un historial marcado por la violencia policial
En 2007, Horacio Antonio Grasso fue condenado a 27 años de prisión por el homicidio del niño Facundo Novillo Cancinos durante un tiroteo vinculado al narcotráfico en Colonia Lola. En ese entonces, Grasso era miembro de la Policía de Córdoba, pero su participación en el crimen lo llevó a perder su uniforme y enfrentar la justicia.
A pesar de su condena, Grasso gozaba de arresto domiciliario con tobillera electrónica, una medida que se vio interrumpida días antes del hallazgo del cuerpo de Milagros debido a incumplimientos en las condiciones impuestas por la Justicia. Fue trasladado al penal de Bouwer, donde permanece detenido mientras se avanza en la investigación.
Su hermano, Javier Grasso, también figura como imputado en la causa por el asesinato de Milagros Bastos. Aunque su rol específico aún no ha sido esclarecido, las autoridades investigan si tuvo algún tipo de participación activa en el crimen o si colaboró en el encubrimiento.
La familia de Milagros Bastos vive un calvario desde su desaparición. Isaías, uno de los hermanos de la joven, expresó públicamente su dolor tras conocerse la noticia del hallazgo: "No era la forma de que se vaya una persona de este mundo", dijo Isaías al programa El Show del Lagarto, transmitido por El Doce y también agregó: "Nunca nos imaginamos que la historia iba a terminar así", lamentó Isaías, quien además aseguró que la familia desconocía completamente los antecedentes penales de Horacio Grasso hasta que el caso salió a la luz.
La causa judicial está a cargo de la fiscalía Distrito 1 Turno 6, liderada por José Bringas. Con la identificación del cuerpo confirmada, los investigadores enfrentan ahora el desafío de reconstruir los hechos y determinar cómo ocurrió el crimen. Entre las preguntas clave figuran cuál era la relación entre Milagros Bastos y Horacio Antonio Grasso y qué motivó el asesinato.