La última imagen que Karina Janet Arotinco Palomino dejó de sí misma en las redes sociales hoy duele como una herida abierta. Tenía 44 años, tres hijos y una vida que, al menos en apariencia, se mostraba luminosa. El 9 de diciembre, apenas dos semanas antes de ser asesinada a puñaladas en plena calle de Lomas del Mirador, escribió una frase que ahora estremece: "Sola... pero segura!!". En otras publicaciones se la veía sonriente, rodeada de amigas, reafirmando una fortaleza que parecía inquebrantable. "Ser dueña de tu historia es un acto de amor propio", decía en una selfie. En otra, sentenciaba: "Sin dudas, sin miedos, sin ansiedad".
Esa seguridad se quebró de la forma más brutal en la madrugada del domingo. Karina regresaba de bailar cuando fue atacada en la esquina de Ingeniero Huergo y Roque Sáenz Peña. Las cámaras de seguridad registraron su caminata tranquila por el barrio, con su perro a su lado. Segundos después, un hombre aparece siguiéndola. La escena siguiente ya no necesita imágenes para ser comprendida: gritos, sangre, muerte.
La primera alarma la dio una vecina que escuchó pedidos desesperados de auxilio desde su casa. "Estaba durmiendo y de repente escuché gritos de 'ayuda, ayuda' y 'ay, ay'. Me desperté y no sabía si estaba soñando o qué. Me vestí y salí. Ahí le pregunté a un vecino qué pasaba y me comentó que habían apuñalado a una señora. Vi que estaba lleno de sangre, se ve que la apuñalaron en la puerta de mi casa. Traté de buscar una toalla para frenar la sangre que no sé de dónde le salía", relató Irma. Otra mujer, que colgaba la ropa en su patio, presenció el ataque y gritó con desesperación: "¡Dejala, dejala!", pero ya era tarde.
Karina murió en el acto. La autopsia fue contundente: una herida de doce centímetros le atravesó el cuello de lado a lado, además de lesiones cortantes en el pecho. No hubo robo. Tenía con ella su celular, dinero, una pulsera de oro, la tarjeta SUBE y las llaves de su casa. La hipótesis de un asalto fue descartada casi de inmediato. La investigación quedó en manos de la fiscalía especializada en homicidios de La Matanza, a cargo del fiscal Adrián Arribas, con intervención de la Policía Bonaerense y la DDI local. En un primer momento, la causa no fue caratulada como femicidio: no había, todavía, un sospechoso vinculado a la víctima. Eso cambió con el correr de las horas.
En las últimas horas fue detenido Manuel Alberto Norry, señalado como el presunto femicida. Es cuñado de una amiga de Karina y, según confirmaron fuentes del caso a TN, mantenía una relación sentimental con la mujer asesinada. Norry fue arrestado por la DDI de La Matanza tras una orden judicial y quedó alojado en una comisaría de la zona. Será indagado este martes. La clave para llegar hasta él no estuvo solo en las cámaras de seguridad, sino en un detalle que al principio pasó inadvertido: el perro.
En las imágenes se lo ve acompañando a Karina, pero también, después del ataque, siguiendo al agresor cuando huye. Para los investigadores, ese comportamiento fue decisivo. El animal conocía a ambos. Otro dato terminó de cerrar el cerco. Tras el crimen, Norry fue a trabajar como si nada hubiera ocurrido. Un video registró su ingreso al lugar. Los agentes montaron vigilancia en su domicilio y lo detuvieron en las inmediaciones.
Mientras la causa avanza, el barrio sigue sumido en el shock. Karina era madre de tres hijos, conocida por su energía y su mirada optimista frente a la vida. La despedida de su familia se multiplicó en las redes, allí donde ella había dejado, sin saberlo, sus últimas señales. "Descansa en paz, mamá. Te amo. Siempre estarás dentro de mi corazón, viejita linda", escribió uno de sus hijos junto a una foto compartida.