30 Diciembre de 2025 11:38
La escena parecía rutinaria. Un hombre se presentó en una sucursal bancaria de Posadas para retirar una tarjeta de crédito. Nadie imaginaba que detrás de ese trámite se cerraba una trama de engaño, usurpación y millones de pesos evaporados en pocos días. Cuando cruzó la puerta, ya no era un cliente: era el final de una investigación y el inicio de una causa penal por una estafa millonaria. La detención se concretó en las últimas horas tras un operativo encubierto de la Policía de Misiones, luego de que una entidad bancaria denunciara movimientos "extraños" en una cuenta. Según las fuentes del caso, el acusado logró hacerse pasar por el verdadero titular de una tarjeta de crédito y, en apenas dos semanas, realizó consumos por unos 42 mil dólares, equivalentes a más de 66 millones de pesos.

La investigación reveló una maniobra de "ingeniería social" cuidadosamente ejecutada. El estafador se comunicó con el banco y, "con información personal precisa y superando los filtros de validación, solicitó la emisión de una tarjeta adicional a nombre de un tercero". El pedido fue aprobado. El plástico fue retirado en una sucursal local y, entre el 5 y el 18 de noviembre, comenzaron los gastos: compras sucesivas, montos elevados, una velocidad que encendió las alarmas. Cuando el titular real detectó los movimientos, el desconcierto fue inmediato. Desconoció los consumos y solicitó el bloqueo de la tarjeta. Pero el engaño no terminó allí.
Días después, "el mismo estafador volvió a contactar a la entidad alegando el extravío del plástico y solicitó la emisión de uno nuevo". Esa insistencia fue el error fatal. El banco activó una alerta interna y dio intervención a la Justicia. A partir de ese momento, todo fue sigilo. Agentes de investigaciones complejas coordinaron con el personal bancario, revisaron registros y montaron un operativo encubierto. El desenlace llegó cuando el sospechoso volvió a la sucursal para retirar la nueva tarjeta. Lo esperaban. El hombre fue detenido en el acto. Fue identificado como José Luis R., de 38 años, de nacionalidad paraguaya y con domicilio en Puerto Iguazú.
Por disposición del Juzgado de Instrucción Nº3, fue notificado de los cargos por estafa agravada, defraudación y falsedad ideológica. Durante el procedimiento, se le secuestró un teléfono celular y quedó alojado en la Comisaría Primera de la Unidad Regional I, a disposición de la Justicia. Todo comenzó con un llamado y terminó con una detención. Una identidad suplantada, millones gastados y un banco en alerta. La estafa se sostuvo en la precisión del engaño, pero cayó por su propia ambición.

