Córdoba se encuentra conmocionada tras el reciente hallazgo de al menos 20 cadáveres en una fosa común ubicada al sudeste de la ciudad, en las cercanías del ex centro clandestino de detención del barrio Campo de la Ribera. El descubrimiento, realizado durante trabajos de excavación, generó una profunda alarma entre los vecinos y las autoridades locales.
El lugar donde se encontró la fosa está cargado de una oscura historia: el Campo de la Ribera fue uno de los principales espacios de tortura y desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar argentina, entre 1976 y 1983. Aunque las primeras investigaciones sugieren que los restos encontrados no tendrían relación directa con el terrorismo de Estado, el contexto histórico del sitio no deja indiferente a nadie.
Según los primeros análisis forenses, los cuerpos pertenecerían a víctimas de una epidemia de cólera que azotó al país entre mediados de la década de 1880 y finales del siglo XIX. Este dato, si bien desvincula el hallazgo de los crímenes de lesa humanidad cometidos en el lugar, no disminuye la inquietud que ha generado en la comunidad.
No es la primera vez que aparecen restos humanos en esta zona. Durante los trabajos de urbanización realizados entre 2007 y 2009 para integrar el barrio al tejido urbano, también se encontraron restos de personas fallecidas por la misma epidemia. En aquel entonces, se determinó que el área había sido utilizada como lazareto y leprosería, espacios destinados al aislamiento de enfermos durante el siglo XIX.
Sin embargo, lo que provoca mayor alarma es el hecho de que este hallazgo vuelve a poner en el centro del debate público el oscuro pasado del Campo de la Ribera como centro clandestino de detención. Este lugar fue escenario de crímenes atroces durante el período más lúgubre de la historia argentina, donde cientos de personas fueron detenidas ilegalmente, torturadas y desaparecidas.
Declarado Sitio de Memoria en 2007 tras décadas de abandono, el Campo de la Ribera fue transformado en un Espacio para la Memoria en 2010, gracias a un trabajo conjunto entre organizaciones de derechos humanos, vecinos y el Estado argentino.
Las autoridades han reforzado las tareas forenses en el área y se espera que en los próximos días se realicen nuevos estudios que permitan confirmar con exactitud el origen y antigüedad de los cuerpos encontrados. Mientras tanto, los vecinos del barrio y la sociedad cordobesa en general permanecen en estado de alerta ante la magnitud del descubrimiento.