La escena que encontraron los familiares esa noche helada de sábado en el barrio Confluencia, en Neuquén, fue de una brutalidad que hiela la sangre: un nene de apenas tres años, bañado en sangre y con un corte de diez centímetros en el cuello, lloraba desconsolado en la casa de su propio padre. Según confirmaron las autoridades, fue ese mismo hombre, el que debía protegerlo, quien intentó matarlo. Hoy está detenido y fue imputado por tentativa de homicidio doblemente agravado, un delito que podría llevarlo a prisión por muchos años. Mientras tanto, el pequeño se encuentra con asistencia médica y psicológica.
El hecho ocurrió durante una visita de fin de semana. El menor había quedado bajo el cuidado de su progenitor, como lo establecía un régimen de guarda. Nada hacía prever la tragedia hasta que, entrada la noche, vecinos y familiares comenzaron a oír gritos desesperados que salían de la vivienda. Al acercarse, los parientes encontraron al nene herido y lo trasladaron de inmediato al hospital. Milagrosamente, el corte no comprometió arterias ni músculos vitales. "El niño está fuera de peligro", informaron los médicos, aunque las heridas psicológicas que deja un ataque semejante aún son incalculables.
La madre del niño, que se había separado del agresor en 2023 tras sufrir reiterados episodios de violencia de género, enfrenta ahora la peor pesadilla: ver que su hijo casi muere en manos del mismo hombre del que ella intentó protegerse. La fiscalía fue contundente: el ataque no fue un arrebato, sino un acto premeditado, cobarde y con la clara intención de matar. Por eso solicitó que se lo impute por tentativa de homicidio agravado por el vínculo y por alevosía.
Durante la audiencia imputativa, presidida por el juez de garantías Lucas Yancarelli, se conocieron detalles aún más escalofriantes: el nene no habría tenido posibilidad alguna de defenderse y solo la rápida intervención de los familiares evitó un desenlace fatal. "El accionar del padre puso en riesgo la vida del menor", subrayó el magistrado, que avaló la calificación legal presentada por el Ministerio Público Fiscal y dictó prisión preventiva por seis meses para el imputado.
La defensa del acusado no negó los hechos, pero intentó desviar el foco. Sostuvo que su cliente habría tenido "un brote psicótico" y pidió que se lo acuse por lesiones graves agravadas por el vínculo. Sin embargo, la brutalidad del ataque y la ubicación de la herida fueron suficientes para que la fiscalía desestimara esa línea de argumentación. Aunque el juez dejó abierta la posibilidad de revisar la calificación a medida que avance la investigación, la gravedad del delito permanece intacta.