El futbolista Matías Orihuela de San Martín de San Juan continúa detenido en la Comisaría 11 de Luján de Cuyo en la provincia de Mendoza, luego de que el lunes por la mañana fuera arrestado arbitrariamente por la Policía provincial, cuando iba a conocer la nieve con su esposa Yamila y su hija de 9 años. El lateral había sido parado en un control de tránsito en la Ruta Nacional 7 y se había dispuesto a recibir la multa por pasarse una doble línea amarilla, pero la actitud violenta de las fuerzas de seguridad derivó en un ataque directo cargado de racismo y prejuicios por venir del mundo del deporte.
Sobre Orihuela pesa la amenaza de trasladarlo a un centro de detención, luego de que el representante de la Fiscalía de Instrucción N° 34, Gustavo Stroppiana, lo imputara por "amenazas y resistencia". Si bien el presunto delito, que se contradice con varias grabaciones, es algo más grave que haber cruzado una doble línea amarilla, las razones jurídicas esgrimidas para no darle la libertad, rozan lo ridículo.
"Se le decretó el mantenimiento de la detención debido a su conducta riesgosa al conducir y la falta de respuesta a la autoridad, lo cual presupone riesgo de fuga", informaron desde la oficina de Prensa del Ministerio Público Fiscal de Mendoza. "A ello se suman las lesiones producidas al personal, la flagrancia y la resistencia", agregaron en el comunicado.
La especulación de la fuga se contradice con cualquier criterio jurídico, ya que la gravedad del delito no predispone a desaparecer, al igual que su condición laboral registrada, su vida pública y las de su pareja e hija en edad escolar. "Las quería llevar a conocer la nieve y estoy acá en un calabozo", fueron las palabras que le confesó Orihuela a su pareja durante la tarde martes, en los cinco minutos diarios que le dan para ver a su marido detenido.
En diálogo con BigBang, Yamila relató cómo vivió toda la detención de su pareja y cómo transcurrió los últimos días, acompañada por su madre que llegó desde Buenos Aires. La preocupación sobre cuándo recuperará la libertad su marido le quita el sueño y si bien la visita de la noche del martes de los abogados de San Martín de San Juan le dio respaldo, este no alcanza para devolverle la tranquilidad. "Yo no me puedo ir de Mendoza sin mi esposo y mi hija sin su papá", prometió.
"Queríamos conocer la nieve, le habían dado unos días libres en el club y estábamos yendo para Penitentes. Él rebaza un camión y cuando lo está pasando dice: 'uy, hay doble línea amarilla'. Más adelante estaba la Policía, lo frenan, se acerca un oficial y le dice a Matías que había cometido una infracción, a lo que Matías responde que sí, que estaba bien, que lo había cometido, que no se dio cuenta", relató Yamila.
Yo logro ver por el espejo retrovisor es que el policía le da un cachetazo"
De nada sirvió la buena predisposición del defensor, ya que un segundo efectivo volvió mucho más belicoso que el primero y fue quien comenzó la discusión con Orihuela. Esta se desencadenó porque la niña de 9 años terminó llorando a partir de los golpes que el efectivo lanzó sobre el vehículo para presionar a que baje el futbolista.
"Le empieza a decir a Matías que descienda el vehículo, que él es un irrespetuoso. Todo sin haber mediado palabra antes", detalló Yamila, quien describió que su marido hasta ese momento no se había opuesto a los planteos policiales. Luego, el efectivo más violento de los dos, "empieza a decir que que le va a enseñar a respetar, lo empieza a empujar hasta el patrullero". También se le permitió requisar el auto donde venía ella.
Los ánimos continuaron caldeándose al punto de que el enojo subió un escalón más, hasta los golpes. "Lo que yo logro ver por el espejo retrovisor es que el policía le da un cachetazo a mano abierta para sacarle la gorra que tenía puesta", siguió Yamila. "Realmente un nivel de violencia inentendible. Cuando logran hacer la multa, se la traen y le dicen: 'No sé si sabes leer porque sos un negro que juega al fútbol'", agregó.
A partir de ahí Orihuela le pidió a su esposa que llame al club en donde juega. La falta de señal imposibilitaba todo eso y él insistía con que baje, que vaya a otro lugar en donde poder hacerlo. Aunque, mientras tanto, la hija de ambos se descompuso y debió atenderla. "Estábamos en un camino de alta montaña, no había señal, estábamos solos ahí. Era una cosa que realmente daba miedo", describió.
Cuando logran hacer la multa, se la traen y le dicen: 'No sé si sabes leer porque sos un negro que juega al fútbol'"
Yamila debió ir con su hija y alejarse del lugar por el estado de la niña. Cuando mira hacia donde estaba la discusión, ve cómo el efectivo más agresivo le golpea la pierna a su marido a la altura de la rodilla para reducirlo. Al ver eso le pidió a la menor que espere y fue a auxiliar a Orihuela, quien era reducido por la fuerza y gritaba "no te hice nada" y "¿qué te hice yo a vos".
Yamila presentó a la Justicia tres videos sobre lo ocurrido y fue la propia Policía quien se encargó de filtrar sólo uno de ellos, en el cual se ve el desenlace y la situación violenta, propia de todo lo anterior que había pasado. En las otras pruebas audiovisuales se ve de lleno la brutalidad policial, la agresión verbal del efectivo y cómo fue el procedimiento en términos de respeto del detenido.
"Está llorando mi hija, ¿pueden parar, por favor?", preguntó Yamila a los efectivos que tenía con las manos contra el patrullero pidiendo a su esposa que filme todo. "¿Porque usted es futbolista yo no puedo requisar el vehículo?", deslizó el efectivo. "No, usted no me puede pegar", le aclaró Orihuela. "¿Está lesionado? Listo", ironizó el policía. "Te tengo todo grabado", le advirtió enseguida el futbolista. "Grabelo que lo estoy requisando y usted no me deja requisar el vehículo", insistió el agente. La negativa de Yamila y Orihuela fue rotunda: "En todo momento lo dejamos requisar. Está abierto el vehículo".
Además, cuando este agresivo agente vio que lo filmaban, aseguró a voz suelta que era sin su consentimiento y que iba a emprender acciones legales respecto al tema. Pero es cierto que la ley lo contradice por completo, ya que mientras se encuentra realizando actividades públicas cualquier ciudadano puede registrar cómo actúa.
El procedimiento de la detención contó con unos testigos fraudulentos, a quienes no se les permitió bajar del vehículo para adelantar tiempo y que eran alejados cada vez que el futbolista intentó explicar la realidad. "Vino un camión de Policía, una de la Gendarmería y otro auto más de Policía para buscarlo a él, que estaba sentado en el piso después que el policía lo había arrastrado. Tenía toda la cara raspada, las encías sangrando", recordó Yamila. "Le dolía la espalda, le dolía la pierna", añadió después.
Hay personas que asesinan, matan y es una puerta giratoria: entran y salen. Y él por pasar una doble línea amarilla, recibe este ensañamiento"
Finalmente el policía nunca le dio la multa a Orihuela. "Lo que está pasando no tiene ningún sentido", lamentó Yamila. "Aparte a mí la palabra centro de detención me parece de épocas que no habría que ni acercarse", señaló respecto a las condiciones y derechos de su esposo como para reprimirlo. "No se entiende cómo hay personas que asesinan, matan y es una puerta giratoria: entran y salen. Y él por pasar una doble línea amarilla, recibe este ensañamiento policial", cerró Yamila.