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Amenazas económicas y acusaciones explosivas: el divorcio entre Musk y Trump sacude Washington y amenaza con aislar a Milei

Elon Musk pidió el juicio político a Donald Trump y este amenazó con quitarle los subsidios a SpaceX y Starlink.

06 Junio de 2025 08:34
Amenazas económicas y acusaciones explosivas: el divorcio entre Musk y Trump sacude Washington y amenaza con aislar a Milei
La comitiva argentina completa junto a Musk y Trump

La ruptura entre Elon Musk y Donald Trump, dos de las figuras más influyentes del mundo, estalló como una bomba política y económica en Estados Unidos. Lo que hasta hace semanas era una alianza sólida —basada en intereses económicos, visiones libertarias compartidas y gestos de camaradería en actos oficiales y privados— devino en una guerra abierta, librada en redes sociales, con acusaciones explosivas y consecuencias que ya se dejan sentir en los mercados. 

La disputa, además, podría tener impactos indirectos pero significativos sobre la estrategia geopolítica del presidente Javier Milei, quien apostó gran parte de su capital simbólico y diplomático al respaldo personal de ambos magnates. La crisis se desató cuando Musk reposteó en X un llamado al juicio político contra Trump y sugirió como reemplazo al senador J.D. Vance, una figura emergente del trumpismo duro. 

La publicación, acompañada por un seco "Yes", marcó el punto de no retorno en una relación que había empezado a deteriorarse tras la presentación del paquete legislativo estrella de Trump: el "One Big Beautiful Bill", que Musk calificó como una "abominación repugnante" por su impacto sobre el déficit y la industria de los autos eléctricos. Trump reaccionó con furia. Desde el Despacho Oval, expresó su "decepción" con Musk y deslizó la posibilidad de cancelar contratos millonarios con SpaceX y Starlink, dos pilares del imperio tecnológico del magnate. "La forma más fácil de ahorrar miles de millones es cortar los subsidios a Elon", escribió en su red Truth Social. 

Musk, lejos de sacudir la bandera de la paz, respondió en tiempo real con una frase desafiante —"Adelante, haceme el día"— e insinuó que Trump podría estar implicado en el encubrimiento del caso Epstein- En apenas 72 horas, la Casa Blanca despidió formalmente a Musk del Departamento de Eficiencia Gubernamental, echó por tierra la nominación de Jared Isaacman —un protegido del empresario— para dirigir la NASA, y borró con el codo los elogios que días antes había estampado sobre Musk en una ceremonia de despedida privada. Este divorcio público entre dos de los principales referentes del capitalismo libertario no ocurre en el vacío. 

La fractura amenaza con redibujar los alineamientos internos del Partido Republicano, alterar la campaña electoral y, lo que es más relevante para Argentina, debilitar la posición internacional de Javier Milei, quien construyó gran parte de su relato geopolítica sobre la admiración por ambos líderes. Desde su asunción, Milei tejió una red de afinidades con figuras del trumpismo y del ecosistema Musk, a quienes considera encarnaciones del "renacer occidental frente al socialismo". 

En sus giras internacionales, buscó retratarse con ambos y repitió hasta el cansancio su compromiso con el libre mercado, la desregulación extrema y la "eficiencia gubernamental" que Musk encarnaba en su rol en Washington. También adoptó como modelo la estructura privatizadora de Starlink para promover la inversión extranjera en telecomunicaciones y tecnología en Argentina. Pero el enfrentamiento entre ambos referentes plantea ahora una encrucijada. 

Sin ir más lejos, si Milei se inclina por Trump, arriesga romper con Musk, cuyo conglomerado empresarial podría ser clave para proyectos de conectividad satelital, inteligencia artificial y transporte de carga aeroespacial en el Cono Sur. Si opta por Musk, podría generar fricciones con el núcleo duro del trumpismo, en especial si Trump insiste con su política arancelaria extrema. El margen de maniobra, en un escenario internacional polarizado y con Argentina urgida de inversiones, es mínimo.

Javier Milei y Elon Musk.

En la lógica de la política exterior mileísta —marcada por una fuerte impronta ideológica y un abierto rechazo a la "corrección política globalista"— el quiebre entre Trump y Musk opera como una advertencia: las alianzas personales, por más fotogénicas que sean, no reemplazan a una diplomacia profesional. Además, la fragmentación del bloque libertario global amenaza con debilitar a Milei, quien carece de una estructura institucional sólida en el ámbito internacional y depende en gran medida de figuras carismáticas como Musk para construir legitimidad fuera del país.

Si las tensiones escalan, y Trump decide avanzar con represalias económicas contra Musk —afectando sus compañías e inversiones globales— los efectos podrían repercutir en los planes de expansión tecnológica en América Latina. Tesla ya había evaluado establecer centros logísticos en la región, y Starlink comenzó a ofrecer servicios en Argentina bajo la órbita de la administración de Milei. Una represalia cruzada o una caída sostenida en las acciones de Tesla, como ya ocurrió tras los dichos de Trump, pondría en jaque esos proyectos. Sinn ir más lejos, las acciones de Tesla se desplomaron más de un 10% y la guerra quedó declarada.

Trump y Milei 

De esta manera, lo que empezó como una luna de miel entre Donald Trump y Elon Musk terminó en una guerra de alto voltaje. En cuestión de días, pasaron de compartir elogios, cargos y hasta vuelos en el Air Force One, a intercambiar amenazas económicas, dardos en redes sociales y acusaciones explosivas. La pelea entre el magnate y el presidente estadounidense termina por desnudar las debilidades de una estrategia exterior argentina basada más en afinidades personales que en intereses de Estado. Milei, que apostó fuerte a ambos jugadores, enfrenta ahora la posibilidad de quedar atrapado en un juego ajeno y de alto riesgo.