En una jornada electoral que pasará a los libros de historia, este domingo se registró la participación más baja en comicios generales desde el regreso de la democracia en 1983.
Según el informe de la Cámara Nacional Electoral, apenas el 66% del padrón acudió a las urnas, marcando un nuevo récord de ausentismo; este dato es un dato no menor que deja en evidencia la apatía social respecto a la política nacional.
Lo más sorprendente es que esta cifra se ubica incluso por debajo de la participación registrada en las elecciones legislativas de 2021, realizadas en plena pandemia de COVID-19, cuando la asistencia fue del 71,7%. En aquel entonces, las restricciones sanitarias y el temor al contagio fueron factores determinantes. Sin embargo, en esta ocasión, la abstención masiva resulta desconcertante.
A lo largo de la jornada electoral, los indicadores fueron claros: a las 12 del mediodía, solo el 23% del padrón había emitido su voto, frente al 30,5% registrado a la misma hora en 2021; esta tendencia se mantuvo durante todo el día, cerrando con un tercio del electorado ausente.
La comparación histórica no deja lugar a dudas sobre la gravedad del fenómeno: desde 1983, los niveles de participación habían oscilado entre el 71% y el 85%, con picos más bajos en contextos excepcionales como la crisis económica y política de 2001 en la que hubo cinco presidentes en una sola semana o la pandemia de COVID-19, pero nunca antes se había registrado un nivel tan bajo como el actual.
El uso por primera vez de la Boleta Única de Papel (BUP), que prometía agilizar y modernizar el proceso electoral, no logró revertir esta preocupante tendencia. Cabe destacar que las multas por no votar oscilan desde los $50 a los $500.