Bronca e injusticia
06 Mayo de 2025 15:11
¡Qué casualidad! En la Argentina del ajuste perpetuo, los trabajadores estatales se llevan un aumento paritario de apenas el 1%, mientras que las Fuerzas de Seguridad, esas mismas que no escatiman en gases lacrimógenos ni en golpes para reprimir a jubilados y manifestantes, se embolsan un suculento 9%, es decir nueve veces más que cualquier trabajador de a pie.
El gobierno nacional, con la firma de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, publicó en el Boletín Oficial la Resolución 520/2025, que otorga incrementos salariales retroactivos a marzo y abril, además de un nuevo ajuste para mayo. Así, los salarios de los efectivos de la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Servicio Penitenciario Federal suben como espuma. Mientras tanto, los demás trabajadores estatales ven cómo sus salarios se evaporan frente a la inflación, con un aumento mensual que no alcanza ni para un kilo de pan.
Para ponerle números al asunto, desde mayo, un Comisario General de la Policía Federal gana la friolera de $2.694.812,09 al mes. Un gendarme raso, en el escalón más bajo, no baja de los $662.094,62. Y eso sin contar los jugosos adicionales por "tareas particulares" o "recargo de servicio", que pueden sumar hasta $52.132,87. El resto de los trabajadores deben conformarse con ajustar sus expectativas... y sus presupuestos.
En la Prefectura Naval, el Prefecto General también se lleva $2.450.784,12 mensuales, mientras que un marinero gana $728.304,10. Al mismo tiempo, las horas extras y los suplementos jerárquicos también recibieron su respectiva actualización. ¡Qué generosos!
Mientras tanto, los médicos, docentes y otros trabajadores esenciales siguen esperando que el gobierno cumpla con las paritarias acordadas o que al menos les ofrezcan un porcentaje digno. Pero no: para ellos hay un mísero 1%, porque al parecer, en la Argentina gobernada por Javier Milei, educar a los niños o salvar vidas no es tan prioritario como cuidar bancos o reprimir protestas sociales.
Muchas veces son las mismas Fuerzas de Seguridad las encargadas de reprimir a quienes reclaman por sus derechos. Esos mismos efectivos que ahora celebran su aumento son los que lanzan gases lacrimógenos y golpean con sus bastones a jubilados que solo piden una jubilación digna. ¿Ironía? No, es simplemente la argentina de "las ideas de la libertad".
La decisión, sin embargo, no sorprende en absoluto. Ya en febrero, tras algunas amenazas de movilización por parte de las fuerzas uniformadas, el gobierno les otorgó un aumento del 5% en las paritarias 2025. Pero parece que no fue suficiente para calmar las aguas: ahora sumaron otro 9%, rompiendo el techo salarial impuesto por la Secretaría de Trabajo para todos los demás sectores.
Es evidente que el gobierno tiene claras sus prioridades: mejor mantener contentos a quienes sostienen el garrote antes que atender las necesidades del resto de los trabajadores. Total, siempre estará disponible la voluntad política de Bullrich dispuesta a justificarlo con el argumento de la "seguridad".
En esta Argentina del revés, parece que reprimir paga mejor que trabajar por el bien común. Son esos mismo efectivos los que casi matan a Pablo Grillo de un bombazo de gas en la cabeza y los mismos que propinaron palazos a una jubilada de 80 años y los que sin ningún temor le pegan palazos y balazos de goma a los trabajadores que exigen condiciones dignas en salarios y en costos de vida.
