El Gobierno nacional festejará esta tarde una inflación de julio cercana al 2% como un nuevo hito en la lucha para terminar con ese duro flagelo contra el bolsillo de las familias menos pudientes. Aunque la percepción del trabajador en la góndola diga otra cosa, como los aumentos en frutas y verduras que se registraron en un 20% durante este mes. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) no miente, aunque la forma anticuada que tiene de medir incide en el real registro del crecimiento de los precios.
Durante la tarde de este lunes se conocerá el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio y en la gestión libertaria creen que llegarán al objetivo, algo que respaldan informes de consultoras como EcoGo, LCG y C&T, que registran una inflación de entre 1,5% y 1.9%. En algunos casos, inclusive, se registra deflación en alimentos y bebidas, motorizada fundamentalmente por la recesión y el freno del consumo.
En agosto las estimaciones no son tan positivas como ahora, tal como demuestra un informe del Centro de Economía Política de la Argentina (CEPA), en ese mes se verá impactar los aumentos de frutas y verduras, que alcanzaron el 20%, algo que influirá en la medición del INDEC de Verduras, Tubérculos y Legumbres (VTL), que representa el 75,3% del volumen de venta del Mercado Central, y contiene batata, cebolla, lechuga, papa, tomate y zapallo; y de Frutas, con un 55% que significan las ventas de banana, limón, manzana y naranja.
De junio a julio, la batata aumentó en supermercados un 46,3%, la cebolla un 11,4, la lechuga un 23,4, la papa un 12,7 y el zapallo un 1%. Por su parte, el precio del tomate retrocedió un 31,5%. Por el lado de las frutas, la banana creció un 28%, el limón un 7,7%, la manzana un 0,3% y la naranja un 5,2%. El golpe al IPC será inevitable durante el mes de agosto.
Al mismo tiempo, este tipo de estadísticas que son comprobables en las góndolas generan desconfianza en el INDEC, cuando la inflación está tan lejos de lo que se ve en la calle. No existe mentira en los datos del organismo, aunque sí una gran polémica en torno a la forma en la que son analizados, ya que la estructura de medición es antigua, no contempla cosas modernas como las plataformas de streaming y le da un valor especial a consumos que ya no existen como el teléfono de línea.
Los trabajadores del INDEC inclusive han explicado esto cuando afirmaron que su trabajo es independiente y que no reciben ningún tipo de amedrentamiento o presión en su trabajo. A su vez, es un hecho que la decisión política de cambiar la manera de medir y actualizar los elementos a seguir mes a mes, corresponde al Gobierno nacional.