El relato de la "liberación económica" que impulsa Javier Milei chocó con una realidad que se impone con crudeza: los argentinos siguen comprando dólares de manera masiva y, en lugar de depositarlos en el sistema, prefieren guardarlos en sus casas, en cajas de seguridad o directamente enviarlos al exterior. Según los datos del Banco Central, en agosto los depósitos privados en moneda extranjera cayeron en US$ 281 millones y cerraron el mes en US$ 32.300 millones, rompiendo una racha de cuatro meses consecutivos de crecimiento. La fuga resulta aún más evidente si se contrasta con las compras netas de los particulares desde la apertura parcial del cepo en abril: en apenas cinco meses, la demanda trepó a US$ 12.000 millones, pero solo US$ 3.000 millones quedaron en depósitos bancarios.
El resto desapareció del sistema financiero. Incluso el propio Federico Furiase, director del BCRA, admitió que cerca de US$ 3.000 millones en "ahorro" se esfumaron del circuito formal. Frente a ese panorama, el Gobierno decidió redoblar la apuesta y autorizó al Tesoro a intervenir de manera directa en el Mercado Libre de Cambios. Entre el 12 de agosto y el 1 de septiembre, vendió más de US$ 500 millones para planchar la cotización y contener el temblor financiero.
El resultado fue apenas una baja de 15 pesos en el dólar mayorista, un respiro efímero que dejó al Tesoro con apenas US$ 1.126 millones disponibles, una caída alarmante desde los US$ 1.669 millones de comienzos de mes. Lejos de traer calma, la estrategia oficial encendió más alertas. El diagnóstico es compartido por distintos analistas que remarcan que cada dólar sacrificado para sostener la cotización es un dólar menos para enfrentar vencimientos de deuda que superan los US$ 4.000 millones en 2026.
Mientras tanto, el Banco Central jugó fuerte en el mercado de futuros, con una posición vendida que se estima en US$ 5.600 millones. La intervención oficial generó distorsiones, beneficiando a grandes operadores que aprovecharon retornos extraordinarios a costa de la fragilidad financiera del Estado. Pero a la erosión de las reservas se suma otro problema: la falta de transparencia.
A diferencia del Banco Central, que publica a diario el resultado de sus operaciones, el Ministerio de Economía oculta los montos exactos de las ventas de dólares de parte del Tesoro. "En pleno clima electoral, el mercado no tiene dudas de que el Gobierno busca ponerle un freno a la suba del tipo de cambio. En principio, de manera indirecta vía futuros, con una posición vendida que se estima en torno a US$ 5.600 millones", subrayó un informe de GMA Capital.
De esta manera, la política económica de Milei entra así en un callejón sin salida: dolarización social por desconfianza, intervenciones desesperadas para contener al tipo de cambio, caída en los depósitos y reservas en picada. Todo en el marco de un clima electoral donde el oficialismo parece dispuesto a sacrificar estabilidad futura con tal de llegar a las elecciones de octubre con el dólar planchado. "Al 2 de septiembre, el Tesoro mantiene US$ 1.431 millones depositados en el BCRA. Desde el 12 de agosto hasta esa fecha, habría vendido en torno a US$ 350 millones (US$ 200 millones el día del anuncio de intervención). En las jornadas posteriores también habría intervenido, aunque aún no hay datos oficiales. El impacto sobre el tipo de cambio fue acotado: apenas una baja de $ 6 versus el lunes", sentenció un informe de la consultora Invecq.