La ciencia puede no tener eslóganes efectivos, pero cuando muestra su poder en tiempo real, deja en evidencia a quienes intentan ridiculizarla. Así quedó demostrado con el insólito papelón protagonizado por Daniel Parisini, alias "El Gordo Dan", y el troll libertario Juan Doe, cuyo nombre real es Juan Carreira, en su intento de denostar la exitosa transmisión en vivo de la expedición científica del CONICET y el Schmidt Ocean Institute desde el cañón submarino Mar del Plata. En un gesto tan patético como revelador, Parisini intentó ironizar sobre el hallazgo de nuevas especies marinas con un tuit que desbordó mal gusto e ignorancia.
Fiel a su estilo prepotente y provocador, publicó en mayúsculas: "PODRÍAMOS HABERNOS VUELTO UN PAÍS RICO PERO LAMENTABLEMENTE APARECIÓ UNA BERENJENA CON SIDA NADANDO EN EL FONDO DEL MAR ASÍ QUE ME VEO EN LA OBLIGACIÓN DE VOTAR A KICILLOF...". El chiste no solo fue repudiado por usuarios de todas las tendencias, sino que también puso en evidencia la frustración de un influencer incapaz de competir con el interés genuino que despierta la ciencia. Mientras Parisini fracasaba con su programa "La Misa de Dan" en el canal Carajo!, que apenas rozó las 70 mil visualizaciones, la transmisión del CONICET superaba las 366 mil reproducciones.
Es decir, la ciencia quintuplicaba su audiencia, generando una oleada de comentarios positivos. En simultáneo, la emisión en vivo desde el buque Falkor (too) llegaba a tener más espectadores que los canales de noticias tradicionales como TN, C5N y La Nación+, e incluso que la entrevista del propio presidente Javier Milei con Alejandro Fantino en Neura. De hecho, el streaming de la misión "Talud Continental IV", del Schmidt Ocean Institute, alcanzó este jueves un pico de 51.821 espectadores en vivo, posicionándose en el primer lugar. Muy por encima de los 25.391 espectadores que registraba el presidente de la mano de Fantino.
Pero Parisini no fue el único que se expuso al ridículo. Juan Carreira, conocido en redes como Juan Doe, escribió: "El CONICET no tiene razón de existir. Ya hay decenas de institutos, comisiones y agencias del Estado que se dedican a la investigación como en áreas nucleares, aeroespaciales, de medicina... Pero el CONICET duplica el rol de la investigación y crea una superestructura de plantas permanentes a cualquier pelotudo que escribe un paper sobre el ano dilatado de Batman. Los investigadores más valiosos de las áreas valiosas pueden transferirse a las otras decenas de instituciones estatales de investigación, y chau CONICET".
La frase, de una vulgaridad alarmante, fiel al estilo libertario de todas maneras, no solo desconoce el valor de la investigación científica, sino que minimiza una expedición de alto nivel técnico, con equipamiento de vanguardia, realizada a casi 4 mil metros de profundidad, que ya arrojó descubrimientos inéditos. A contramano del desprecio de la Libertad avanza por el conocimiento, la expedición del CONICET reveló animales nunca antes registrados, paisajes submarinos de otro mundo y comportamientos que sorprendieron incluso a los científicos más experimentados. Todo, transmitido en tiempo real y explicado de manera accesible.
Esto demostró cómo la ciencia puede conectar con el público sin intermediarios, sin operaciones de prensa y sin trolls. "Es como si tuviéramos un submarino con ojos súper sensibles que baja por nosotros y nos muestra todo con lujo de detalles", explicó Daniel Lauretta, jefe científico de la misión. Su relato contrasta con la bravuconada habitual de Parisini y Doe, cuya reacción más que crítica fue un acto reflejo ante un hecho incómodo: que el país aún tiene capacidad para generar asombro, conocimiento y admiración sin pasar por los circuitos de odio y cinismo.
Mientras los influencers libertarios pelean por métricas en redes, el CONICET explora el fondo del mar y el corazón de una sociedad que todavía se emociona con lo extraordinario. En tiempos de desprecio por la educación, el conocimiento y la verdad, que una transmisión científica arrase en audiencia es, también, un mensaje político: el futuro no está en el meme fácil, sino en los ojos que se animan a mirar más profundo.