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Política
El Congreso, sede del negacionismo

El show del "cuerpo magnetizado": una diputada del PRO convirtió el Congreso en un circo antivacunas

Marilú Quiroz organizó una jornada con exposiciones que vincularon vacunas con autismo, magnetismo corporal y teorías conspirativas sobre la pandemia.

28 Noviembre de 2025 08:40
Una diputada del PRO convirtió el Congreso en un escenario antivacunas

La diputada chaqueña del PRO, Marilú Quiroz, protagonizó este jueves uno de los episodios más polémicos del año en el Congreso: encabezó un acto abiertamente antivacunas bajo el título "¿Qué contienen realmente las vacunas?", donde durante más de seis horas desfilaron oradores que difundieron información falsa, teorías conspirativas y afirmaciones sin ningún sustento científico. El evento, autorizado por el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, generó un inmediato rechazo en todo el arco sanitario y en buena parte del mapa político. El programa no dejó dudas sobre la orientación ideológica de la jornada. 

Entre los paneles figuraban "Vacunas calendario y autismo", dictado por el médico Oscar Botta -miembro de Médicos por la Verdad-, y "Víctimas ignoradas por el Estado: sangre de vacunados al microscopio", a cargo de la doctora Viviana Lens. También participó Pablo Stolkiner, licenciado en Administración, quien afirmó sin pruebas que "la pandemia fue un invento". La neumóloga Lucia Langer, por su parte, aseguró que las personas vacunadas tendrían un supuesto "exceso de aluminio en sangre". A lo largo del encuentro, los expositores repitieron afirmaciones desacreditadas hace años por la comunidad científica internacional.

Entre ellas, por mencionar alguna, como la vinculación entre la Triple Viral y el autismo. Todas ellas fueron presentadas como certezas inapelables. Uno de los momentos más insólitos estuvo a cargo de Lorena Diblasi, quien figura en el sitio del Conicet como licenciada en Biotecnología. La expositora presentó a un hombre que, con el torso desnudo, intentó demostrar que tras recibir dos dosis de la vacuna de AstraZeneca, los objetos metálicos "se le pegan" al cuerpo. En escena, el supuesto efecto tuvo varios fallidos, pero eso no impidió el argumento de Diblasi: "Esto no es grasa en la piel, señoras y señores... Me gustaría saber qué tienen para decir los médicos", desafió.

El episodio, más cercano a un espectáculo pseudocientífico que a una actividad legislativa, desató críticas incluso entre diputados que en ese mismo momento debatían asuntos de Salud y Ciencia en otras salas del Congreso. Pese a las advertencias previas de organizaciones científicas, Quiroz defendió su iniciativa desde el inicio: "Hoy estamos dando un puntapié inicial para avanzar en un anhelo compartido: la modificación de la obligatoriedad y compulsividad de la vacunación y la posibilidad de profundizar en qué se nos inoculó durante la pandemia".

La diputada sostiene desde hace tiempo que existe "opacidad" sobre el contenido de las vacunas contra el Covid-19 y presentó un proyecto para eliminar la obligatoriedad del calendario oficial. Por esas posturas, viene recibiendo críticas constantes de sociedades médicas. Además, Quiroz aprovechó el acto para victimizarse: "Puedo ser ignorante en muchos temas, pero no soy ignorante en valores humanos... me han tratado de burra en las redes y dicho que me meto a hablar de algo que no sé. Pero yo escucho y hay que darle la oportunidad de hablar a los que saben".

La respuesta de la comunidad médica fue inmediata y contundente. El Colegio de Médicos, en una carta dirigida al ministro de Salud Mario Lugones, alertó: "Puede provocar reticencia a vacunarse en la comunidad, o generar dudas respecto al valor de las vacunas". Y agregó que actividades como esta representan "un enorme peligro, sobre todo en momentos en los que encontramos tasas de vacunación alarmantemente bajas". Recordaron que enfermedades controladas durante décadas -como el sarampión o la coqueluche- están re-emergiendo por la caída en la inmunización.

Fuerte advertencia sanitaria: "Atenta contra la salud pública"

La Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) fue igual de explícita: "Frente a la organización de un evento que pone en duda la eficacia, la seguridad y la importancia de la obligatoriedad de las vacunas... dicha actividad atenta contra la salud pública." En la misma línea, la SADIP, la SADI, la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica y la Sociedad Argentina de Pediatría habían solicitado previamente la suspensión del acto por "inducir al negacionismo científico" y por carecer de evidencia respaldada.

Fuerte advertencia sanitaria: "Atenta contra la salud pública"

Que un evento de estas características se realizara en el Anexo A de Diputados y con autorización formal del presidente de la Cámara baja no pasó inadvertido. Para las sociedades científicas, habilitar un espacio institucional del Estado para difundir teorías desacreditadas constituye una señal grave y riesgosa en un país donde la confianza en la vacunación es un elemento central de la salud pública.  Lejos de retractarse, Quiroz se retiró del salón reafirmando su propósito: "Visibilizar y abrir el tema ante la sociedad y el Congreso." La jornada culminó con aplausos de un público ya convencido, mientras afuera el repudio de médicos, científicos y legisladores marcaba un contraste brutal. La desinformación no es una opinión más. Es un riesgo sanitario real.