La Casa Rosada recibió un doble golpe en el Congreso: Diputados insistió con la emergencia pediátrica y el financiamiento universitario, y el Senado avanzará este jueves contra el veto a los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). La respuesta oficial llegó minutos antes de una nueva sesión en la Cámara Alta, a través de una conferencia de prensa de Manuel Adorni que se transformó en un repertorio de amenazas veladas y comparaciones exageradas, con el objetivo de instalar que cada peso invertido en salud y educación es un atentado contra el equilibrio fiscal. "El presidente planteó responsabilidad y el Congreso respondió con demagogia", lanzó el vocero.
En su relato, la oposición se convirtió en una maquinaria destructora: "Quedó expuesto una vez más el modus operandi de la casta, nulo interés en el equilibrio fiscal, obsesión por destruir el plan económico que sacó a millones de argentinos de la pobreza y que destruye la inflación mes a mes". Para Adorni, las leyes aprobadas representan un "horror" y se dedicó a detallar equivalencias que sonaron más a amenazas que a explicaciones: "El monto anual de la ley de financiamiento universitario es de 1,9 billones de pesos. Equivale a suspender el presupuesto total del Congreso por cuatro meses, o a aumentar el IVA del 21 al 24% durante 45 días", dijo.
Y siguió: "Habría que ver cómo le explican a la sociedad que la irresponsabilidad se financia con mayores impuestos". En su discurso, no faltaron ejemplos que rozaron lo absurdo: suspender el presupuesto del Poder Judicial por cinco años, eliminar subsidios al transporte por más de un año o "despedir a 66.550 empleados públicos". "Tengo otros ejemplos que me tomé el trabajo de buscar como para que se entienda la gravedad en términos de equilibrio fiscal que significa la ley de financiamiento universitario. Por ejemplo, es el equivalente a suspender el presupuesto total del poder judicial por cinco años, o suspender el total de los subsidios al transporte por un año y seis meses. Estas son algunas de las de las equivalencias, digamos, para que la gente entienda y para que se entienda el horror que han votado en el día de ayer", expresó.
E insistió: "El monto anual de la ley de emergencia pediátrica es de ciento treinta mil millones de pesos, y acá también, simplemente para para que se tenga el orden de magnitud de lo que significa esto en términos de sacrificio fiscal o de equilibrio fiscal, esto es el equivalente a suspender las jubilaciones de privilegio por tres meses". Todo para describir lo que, según él, significa garantizar el funcionamiento de universidades o sostener la salud infantil. "Habría que ver si la casta política está dispuesta a votar la eliminación de las jubilaciones de privilegio para financiar esta ley", advirtió y agregó: "O habría que despedir sesenta y seis mil quinientos cincuenta empleos públicos, o habría que suspender el total del subsidio del transporte por un mes o que los senadores y diputados voten una ley que elimine las jubilaciones de privilegio".
El capítulo más duro fue su enumeración de enemigos: "En la marcha de ayer se alinearon todos, absolutamente todos los enemigos del progreso: la CGT, la CTA, AT, Kicillof, la izquierda, kirchneristas disfrazados de otros partidos e incluso abanderados de Palestina". La mezcla de actores sindicales, políticos y hasta internacionales buscó reforzar el discurso de un Gobierno acorralado por un frente amplio que conspira contra su plan económico. Adorni intentó contrarrestar el dramatismo con una batería de cifras sobre producción de petróleo y gas, superávit comercial y promesas de inversión privada en Vaca Muerta.
Pero la imagen que quedó fue otra: la de un portavoz que, lejos de brindar certezas, usó la tribuna oficial para presionar al Congreso, sembrar miedo en la sociedad y demonizar el gasto público destinado a la educación y la salud. Con la elección legislativa en el horizonte, el vocero cerró dejando claro el mensaje político: "El 26 de octubre tenemos una oportunidad histórica de renovar el Congreso y evitar que el partido del Estado dilapide el futuro de los argentinos". Fue, en definitiva, un acto de campaña teñido de dramatización, en el que Adorni mostró la vulnerabilidad del Gobierno al verse forzado a enfrentar la resistencia social y parlamentaria al ajuste.