Entre insultos, metáforas violentas y frases efectistas, José Luis Espert buscó instalarse en la campaña sin aportar respuestas concretas a los problemas estructurales del distrito más grande del país. Sin ir más lejos, volvió a exponer su estilo discursivo: provocador, extremo y sin matices. En una entrevista con Eduardo Feinmann en Radio Mitre, el economista y diputado nacional arremetió contra el kirchnerismo con expresiones más cercanas al insulto de barricada que a un análisis político serio. "Son todos la misma mierda con distinto olor respecto de los nombres anteriores que tuvieron, Unión por la Patria, Frente para la Victoria... Esa lista representa la miseria, la podredumbre en la provincia de Buenos Aires", disparó, sintetizando en una sola frase su visión sobre sus adversarios.
El legislador libertario buscó polarizar con el peronismo bonaerense, al que calificó como "una maldición infecta que ha transformado a la provincia en una cloaca a cielo abierto". En esa línea, acusó a los dirigentes kirchneristas de ser "responsables de haber destruido la provincia de Buenos Aires", adjudicándoles desde la degradación de la educación y la salud hasta la supuesta instalación de una "cultura del no trabajo". "Es importantísimo que en las dos elecciones que se vienen, el 7 de septiembre y 26 de octubre, las ideas de la libertad triunfen para empezar a sacar a la maldición infecta que ha significado el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires", dijo.
Lejos de ofrecer propuestas claras para enfrentar la inseguridad, la crisis educativa o la situación de IOMA -temas sobre los que lanzó una batería de denuncias-, Espert se refugió en generalizaciones. "Les han hecho creer que trabajar es de estúpido, que estudiar es de tonto, que percibirse una planta es mucho mejor que saber matemáticas los chicos en el colegio, destruir la salud, destruir la seguridad, hacernos creer que la puerta giratoria es para los delincuentes y que la gente de bien está encerrada en su casa muerta de miedo", exageró, sin precisar cómo revertiría esas supuestas problemáticas.
Incluso cuando fue consultado sobre la incorporación de Karen Reichardt como número dos en su lista, Espert volvió a privilegiar el show antes que el contenido: "Le va a aportar una gran lucidez en la defensa de la ciudad de Libertad. Es una excelente comunicadora", sostuvo, describiendo la campaña como una "batalla cultural fenomenal" contra lo que él llama los "parásitos mentales" del kirchnerismo. "Nosotros tenemos que dar una batalla cultural fenomenal en la provincia de Buenos Aires contra todos los slogans, contra todos los parásitos mentales que el kirchnerismo ha metido en la provincia de Buenos Aires", expresó.
Su discurso, cargado de términos como "putrefacto", "adoctrinamiento" y "parásitos", muestra una estrategia clara: la confrontación descarnada como método para ganar visibilidad en un escenario electoral competitivo. Pero en ese camino, el legislador parece apostar más a la furia verbal que a delinear políticas públicas viables para una provincia con casi 17 millones de habitantes y desafíos profundos en materia de pobreza, empleo, educación y seguridad.
La insistencia en reducir décadas de historia política bonaerense a "la cloaca del kirchnerismo" y la idea de que todo se resuelve con la "batalla cultural" dejan en evidencia las limitaciones de un relato que busca más agitar a la tribuna propia que construir consensos. "Necesitamos gente que primero defienda con contundencia, con conocimiento, de manera visceral, pensada también, la decidida de la libertad que el presidente está aplicando y llevando a cabo a nivel nacional", sintetizó.