La crisis política que rodea a la rionegrina Lorena Villaverde estalló con fuerza después del bochornoso intento de asunción en el Senado. La legisladora de La Libertad Avanza, cuyo pliego fue devuelto a la Comisión de Asuntos Constitucionales ante las impugnaciones por sus antecedentes judiciales en Estados Unidos, tomó una decisión calculada: retiró la renuncia a su banca en Diputados. Lo hizo apenas horas después del revés en la Cámara alta, cuando quedó claro que la Casa Rosada no contaba con los votos para habilitar su jura.
La movida tiene un objetivo evidente: evitar quedarse sin fueros y sin asiento legislativo en un momento en que su situación judicial y política se volvió explosiva. "Pero no excluye seguir el proceso en el Senado", aclararon sus voceros, que remarcaron que Villaverde espera que la nueva composición del cuerpo mejore sus chances de desembarcar en la Cámara alta. De momento, seguirá en Diputados hasta 2027. Enzo Fullone, quien debía ocupar su lugar, quedó en pausa. La Libertad Avanza necesitará nuevos aliados si pretende insistir con su cuestionada senaduría.
La diputada formalizó el giro en un breve escrito dirigido al presidente de la Cámara, Martín Menem: "Por medio de la presente, se solicita que se retire la nota por la cual renunciaba a mi cargo de Diputada Nacional". El viernes anterior había quedado en el centro de la escena cuando debió abandonar el Senado tras el acuerdo opositor para enviar su pliego a comisión y revisar su "habilidad o inhabilidad moral". En el centro de las críticas están sus vínculos con Federico "Fred" Machado -empresario rionegrino extraditado por narcotráfico- y una ya conocida causa por la que fue detenida en Florida en 2002 al intentar ingresar a Estados Unidos un kilo de cocaína.
Entre sus detractores más persistentes está el diputado Martín Soria, que desde hace dos años insiste en sus presuntos nexos con el narcotráfico. Y la documentación oficial de la Justicia estadounidense, cotejada por distintos medios, profundiza las dudas: Villaverde fue detenida, condenada, enviada a una prisión federal, obtuvo luego la anulación del fallo y finalmente logró excarcelación antes de regresar a Argentina, donde incumplió las condiciones judiciales fijadas. El expediente quedó paralizado durante más de una década hasta que, en 2017, la Fiscalía decidió retirar los cargos por haber transcurrido catorce años sin avances.
Pese al historial, ella sostiene otra versión. En una extensa entrevista con Infobae, volvió a negar todas las acusaciones y denunció un "ensañamiento y operaciones mediáticas sin precedentes". "No es verdad que estuve presa por traficar cocaína", afirmó. Según su relato, la causa se originó cuando, muy joven y recién llegada a Estados Unidos, quedó atrapada en una redada policial mientras compraba ropa para su boutique: "Nunca en mi vida estuve frente a una sustancia ilegal". Aseguró que apenas conocía a uno de los detenidos, Jesús Ferrer, y que todo fue "traumático y desolador".
Al referirse al proceso judicial, insistió: "Me encontré culpable de conspiración porque tenía conmigo 12 mil dólares. Pero la Justicia después dice que yo no estaba enterada de lo que sucedía en el lugar". Según Villaverde, incluso el presidente del jurado luego envió una carta admitiendo un error. "No soy narcotraficante, no tengo ningún vínculo con ninguno, ni con Fred Machado", reiteró, y atribuyó el escarnio mediático a abuso policial, discriminación y a una "historia desgraciada" que volvió a perseguirla dos décadas después.
Los episodios más recientes tampoco ayudan a su defensa. La investigación periodística hecha por Hugo Alconada Mon reveló que Villaverde incumplió su libertad bajo vigilancia y volvió a Argentina sin aviso a la Justicia estadounidense. Se radicó en Tigre, atravesó un conflictivo divorcio -que, según sostiene, derivó en maniobras judiciales en su contra- y finalmente regresó a Río Negro, donde tejió vínculos políticos, entre ellos con Claudio Ciccarelli, primo y presunto testaferro de Machado. "Cómo puedo ser culpable por lo que hace el primo de un amigo", se defendió en la entrevista.
Además, aseguró que apenas vio a Machado una vez y negó rotundamente que haya recibido aportes privados en su campaña. También rechazó otras versiones: "Yo no hice ningún acuerdo con la DEA para volverme a Argentina. Es muy fantasioso pensar eso". El escándalo, sin embargo, escala y se vuelve un problema directo para el oficialismo. Su pliego está detenido, la oposición se envalentona con cada nueva revelación y el Gobierno perdió el control de una situación que creía resuelta con una jura exprés. Villaverde, por su parte, intenta protegerse desde el único territorio seguro que le queda: su banca en Diputados. "En este momento lo que más quiero es sanar este escarnio y seguir defendiendo mi honor", dijo. Por ahora, su nombre es sinónimo de escándalo y su futuro parlamentario es incierto.