El escándalo por la corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) sumó un nuevo capítulo oscuro. Los peritos de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) confirmaron que los mensajes borrados del celular de Diego Spagnuolo, ex titular del organismo y abogado personal del presidente Javier Milei, no podrán ser recuperados. La razón: no se trató de un simple borrado, sino de un "borrado especial", un mecanismo diseñado para impedir el acceso a la información eliminada. El dato es explosivo: entre esas conversaciones borradas había chats con el propio presidente Milei y con su hermana, Karina Milei, secretaria General de la Presidencia. También aparecía mencionado Eduardo "Lule" Menem, uno de los hombres de confianza del entorno libertario.
Lo que podía ser una prueba clave en la investigación sobre supuestos sobornos y retornos millonarios en la compra de medicamentos quedará, al menos por ahora, en la oscuridad. El operativo en la casa de Spagnuolo en Pilar había dejado dos celulares: uno en desuso y otro con actividad, del cual se intentó recuperar datos. Los peritos detectaron decenas de conversaciones borradas, pero el método aplicado bloqueó cualquier intento de reconstrucción. La maniobra no parece casual.
La investigación también avanza sobre los teléfonos de los Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina, señalada como engranaje central del circuito de coimas. El celular de Emmanuel Kovalivker no pudo ser peritado porque se negó a entregar la clave; el de su hermano Jonathan fue entregado días después del allanamiento, apagado y sin acceso; el de Eduardo, padre de ambos, apenas tendría información marginal.
El único dispositivo que podrá ser analizado en detalle es el de Daniel Garbellini, ex número dos de Spagnuolo en la ANDIS. Pero los investigadores reconocen que las chances de hallar material incriminatorio son bajas: para cuando fue incautado, la causa ya era pública y sus dueños tuvieron tiempo de limpiar huellas. Las defensas también juegan su partido. El abogado Martín Magram, representante de los Kovalivker, ya pidió la nulidad de la causa bajo el argumento de que se originó en audios de "origen incierto" y que la droguería había sido investigada previamente en un expediente archivado.
Spagnuolo, por su parte, sumó al abogado Agustín Biancardi, mientras busca ganar tiempo en un expediente que sigue bajo secreto de sumario por decisión del juez Sebastián Casanello. Lo cierto es que, con borrados irreversibles, celulares bloqueados y estrategias dilatorias, el expediente avanza como puede. Pero el trasfondo político es inevitable: Spagnuolo no era un funcionario cualquiera. Era abogado personal de Milei y engranaje de confianza en la intimidad libertaria. Que los mensajes borrados incluyan conversaciones con el Presidente y su hermana vuelve el caso más explosivo de lo que el oficialismo admite o quiere admitir.
El Gobierno insiste en despegarse del caso, pero cada paso en la investigación revela un entramado que lo toca directamente. ¿Qué contenían esos mensajes entre Spagnuolo y los Milei que ameritaban un borrado imposible de revertir? Mientras tanto, la causa se mueve en una tensión constante: defensas que buscan enterrar el expediente, peritos que confirman maniobras deliberadas para ocultar pruebas y una Justicia que se enfrenta al desafío de investigar un caso que amenaza con llegar al corazón mismo del poder y que ya salpica directamente a la hermana del presidente y a la familia Menem.