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Pan y circo

Milei, entre el rock y la cruda realidad: un show desbordado para tapar las grietas y dejar atrás los escándalos

En medio del narcoescándalo que forzó la baja de José Luis Espert, Javier Milei presentó su libro "La Construcción del Milagro" en el Movistar Arena.

07 Octubre de 2025 09:20
Javier Milei en el Movistar Arena

Javier Milei volvió a subirse a un escenario, pero esta vez no fue para gritar contra la "casta" en un estudio de televisión, sino para cantar -literalmente- frente a cientos de militantes. El presidente presentó su nuevo libro La Construcción del Milagro con un show en el Movistar Arena que mezcló rock, épica libertaria, culto a su figura y un intento desesperado por recomponer la mística en medio de una campaña golpeada por varios escándalos, entre ellos el narco que hizo caer a José Luis Espert, el cobro de sobreprecios y coimas dentro de Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) que salpicó a su hermana Karina y el ya conocido caso de la criptoestafa $Libra. 

El acto, que arrancó con demoras y tensiones entre militantes y opositores en las inmediaciones del estadio, fue una muestra de la doble cara del gobierno que encabeza Milei desde hace casi dos años: primero, el rockstar desafinado que entonó versiones de Demoliendo hoteles, Dame fuego y No me arrepiento de este amor junto a diputados devenidos en músicos -entre ellos Lilia Lemoine, quien sigue sin presentar ningún proyecto, en coros y Bertie Benegas Lynch en batería-; luego, el presidente que habló de "pasar el río", prometió "devolver 500 mil millones de dólares en impuestos" y aseguró, sin ponerse colorado, que "les estamos ganando a los zurdos".

De hecho, desde el escenario, flanqueado por su hermana Karina y el vocero Manuel Adorni, en un formato de "entrevista teatral" que sirvió como excusa para la presentación de su libro, arengó: "No aflojen, estamos a mitad de camino, terminemos de pasar el río". En un tramo de su discurso, el mandatario comparó su gestión con una travesía heroica: "Esto no se gana tirando piedras desde la tribuna sino metiendo los pies en el barro". La velada tuvo momentos de desmesura casi caricaturesca. Milei ingresó al estadio a las 20:32, demorado por una suerte de "formación romana" encabezada por su custodio, el troll y operador libertario "Gordo Dan". 

Cuando llegó al escenario, abrazó efusivamente a su hermana, una señal de respaldo político en medio de las denuncias por supuestas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). Agradeció al "Triángulo de Hierro" -Karina y Santiago Caputo- y, antes de hablar de economía, lanzó dardos contra el kirchnerismo: "Pudiste ganar un round, pero todavía no ganaste la batalla, y mucho menos la guerra". Entre canción y canción, el Presidente aprovechó para animar a sus seguidores a corear "Cristina es tobillera" y "El que no salta es kuka". Incluso proyectó un video realizado con inteligencia artificial que lo mostraba como Luke Skywalker de Star Wars. 

En el clip se lo muestra en una pelea con Kylo Ren, interpretado por Cristina Kirchner, y un comandante galáctico en la piel de Axel Kicillof. El show también incluyó homenajes insólitos: Milei recordó a Jair Bolsonaro, Donald Trump y al "asesinado Charlie Kirk". "Se lo pudieron llevar físicamente, pero Charlie vive en cada uno de nosotros", afirmó el Presidente, sin reparar en los murmullos de desconcierto entre algunos asistentes. 

En el plano económico, Milei intentó ponerse el traje de estadista: prometió "una baja de impuestos para liberar recursos al sector privado", "una reforma laboral sin pérdida de empleos" y vaticinó que la inflación "se estabilizará en el 30%". "No vamos a emitir un peso más, la inflación va a ser un tema del pasado", bramó. Sin embargo, ni una palabra hubo sobre el escándalo narco que forzó la salida de Espert ni sobre los indicadores sociales que contradicen su relato de "12 millones menos de pobres".

El tramo final del acto fue una mezcla de catarsis personal y campaña electoral. Agustín Laje, director de la Fundación Faro, se subió al escenario para dar una clase sobre "la batalla cultural", mientras Milei -que había anunciado que se iba a "bañar"- dejaba el estadio a oscuras por unos minutos. "Vamos por el sendero correcto, estamos a mitad de camino, no aflojen", insistió al regresar, ya con el saco puesto y el maquillaje retocado.

La noche cerró con el tema Libre de Nino Bravo, interpretado con los brazos revoleando en el aire y una pantalla que mostraba la imagen del fiscal Alberto Nisman. Karina Milei, desde la platea, lo observaba emocionada. El público -ya algo agotado después de más de tres horas de show- acompañó con palmas y celulares en alto. Pero ni la épica, ni las luces, ni los fogonazos pudieron ocultar el tono de desesperación de un acto que buscó más revivir una fe en caída que presentar un libro. 

Mientras algunos asistentes se levantaban de sus butacas durante la disertación de Laje, las pantallas del estadio promocionaban la venta online de La Construcción del Milagro y los stands ofrecían ejemplares de los 13 títulos que lleva firmados el presidente. Entre la performance de un rockero frustrado y las promesas de un economista mesiánico, Milei volvió a mostrar su esencia: un líder que confunde la política con espectáculo y la gestión con puesta en escena.