El stream maneja códigos de humor que no todos entienden. Entre ironías, críticas sociales y risas, muchas veces el límite entre un chiste y el poder queda expuesto. En este contexto, Pedro Rosemblat fue notificado por la Dirección Nacional Electoral para retractarse de unos dichos que, según el organismo, atentan contra la transparencia del voto. Sin embargo, detrás de la formalidad legal, lo que se percibe es un nuevo intento de censura hacia una voz crítica de La Libertad Avanza.
"Resolución 1428/2025 sobre dichos enunciados en el programa Industria Nacional, de emisión diaria vía plataforma YouTube", leyó el conductor con ironía durante su stream Gelatina. La denuncia hace referencia a una broma en la que el mediático comentó que "quien quiera votar a (Diego) Santilli y no lo encuentre en la boleta deberá expresar a los gritos su voluntad para facilitarle la tarea a los fiscales y autoridades de mesa".
El documento oficial recordó que "emitir el sufragio gritando no es una manera válida de votar desde la sanción de la Ley Sáenz Peña de 1912" y consideró los dichos como "confusos". Lo cierto es que el comentario fue un guiño humorístico, un recurso habitual en el programa, que satiriza con inteligencia la actualidad política. Pero en tiempos donde el humor incomoda al poder, no todos parecen tolerar la ironía. Sin perder la calma ni su estilo característico, el novio de Lali Espósito respondió con humor y convicción: "¿Qué abogado famoso te gustaría que te represente?", le preguntó un compañero entre risas. "Alberto Fernández", respondió sin dudar, desatando risas en el estudio.
Desde producción sonó el clásico "A parar a la comisaría", pero Roselmblat frenó el juego y aclaró: "No sucederá". Luego, retomó con un mensaje que, más allá del chiste, dejó clara su postura: "Bienvenidos a una nueva emisión de Industria Nacional a todas las personas que nos miran todos los días y saben, hace mucho tiempo, que no se vota gritando".
Lo que está en juego no es un simple comentario, sino la posibilidad de expresarse libremente, de usar el humor como herramienta política y de cuestionar el poder sin miedo a represalias. En una democracia sana, el humor no debería ser motivo de sanción, sino un reflejo de pensamiento crítico.
El próximo domingo 26 de octubre, la Argentina volverá a las urnas. Cada ciudadano y ciudadana debe presentarse con su documento habilitante, revisar cuidadosamente su boleta y votar en secreto. El voto es personal, libre y secreto: nadie puede exigir que se diga a quién se vota ni mucho menos hacerlo público por presión o burla. En tiempos donde la libertad se confunde con la intolerancia, cuidar el derecho al voto también implica defender el derecho a pensar distinto.