El Gobierno nacional confirmó este lunes que vuelven las retenciones cero para los granos hasta el 31 de octubre. La medida, que busca acelerar la liquidación de divisas en un momento de extrema fragilidad cambiaria, fue anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, a través de un posteo en X. "La vieja política busca generar incertidumbre para boicotear el programa de gobierno. Al hacerlo castigan a los argentinos: no lo vamos a permitir. Por eso, y con el objetivo de generar mayor oferta de dólares durante este período, hasta el 31 de octubre habrá retenciones cero para todos los granos", expresó el funcionario.
La decisión alcanza a cereales y oleaginosas y apunta a dar aire a un Banco Central sin reservas y a contener la volatilidad del dólar en la previa de las elecciones legislativas. Sin embargo, el contexto no es sencillo: pese a la mejora en el precio de la soja, los exportadores venían demorando las ventas a la espera de mejores precios futuros. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), entre septiembre y diciembre se liquidarían unos u$s9.949 millones, por debajo de los u$s10.303 millones del mismo período del año pasado. Desde el sector agroexportador la reacción fue positiva, aunque con reservas. "Apoyamos toda medida que implique eliminar las retenciones aunque sean temporales. Falta ver los detalles de la forma de operar y cuando se hará operativo", señaló Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, minutos después del anuncio.
La medida también generó un inmediato recuerdo incómodo para el gobierno a cargo del presidente Javier Milei: la comparación con el "dólar soja" de Sergio Massa, duramente criticado en su momento por los libertarios. De hecho, se viralizó un posteo del propio Adorni del 25 de noviembre de 2022, cuando fustigaba al ex ministro de Economía: "Se lanzó el 'dólar soja II': $230 x dólar a quiénes liquiden hasta el 31/12. Pretenden hacerse de 3.000M USD de reservas: esto asegura una emisión monetaria adicional de al menos $180.000M. Se hacen de > recaudación que necesitan porque ya nadie les presta. Dios nos proteja. Fin".
Más llamativa aún fue la respuesta de aquel entonces de Bertie Benegas Lynch, hoy diputado oficialista: "Hay que pedirles la renuncia. Hay vías constitucionales. Faltan 379 días para que se vayan y todos los días activan una bomba más con fecha 2024. No les importa. Pretenden comprar tiempo político aun a costa de hambre y muerte". Las similitudes no son menores: el "dólar soja" permitió al Frente de Todos recaudar casi $720 mil millones en retenciones, aunque al costo de que el Banco Central emitiera pesos y tomara deuda por casi US$4.000 millones para cubrir la diferencia cambiaria.
Ahora, con Milei en el poder, se implementa una medida de objetivos casi idénticos: acelerar liquidaciones, garantizar divisas y contener el tipo de cambio, pero bajo otro nombre y con el mismo trasfondo político: ganar tiempo. En el medio queda la contradicción. Lo que ayer fue denunciado como una "bomba de hambre y muerte", hoy se repite como la tabla de salvación del Gobierno libertario. La economía tambalea, las reservas escasean y el campo, cauteloso, sabe que la medida es apenas un parche.