Este 30 de diciembre se cumple el primer aniversario de la muerte de Jorge Lanata. Tenía 64 años y su fallecimiento, ocurrido en 2024 tras una prolongada internación, dejó un manto de tristeza sobre el periodismo argentino y sobre buena parte de la sociedad que lo siguió, lo discutió y lo padeció durante décadas. Rodeado de sus afectos y amigos de la vida, Lanata murió luego de que una isquemia intestinal agravara un cuadro de salud ya complejo.
Fue su última esposa, la abogada Elba Marcovecchio, quien terminó confirmando el desenlace. Lanata es, fue y será una figura central del periodismo argentino. Amado y odiado en partes iguales, construyó una carrera atravesada por la polémica, la investigación y una vocación constante por incomodar al poder. Nacido el 12 de septiembre de 1960 en Mar del Plata, comenzó a trabajar como periodista a los 14 años y rápidamente mostró un carácter crítico y una mirada innovadora para narrar la realidad política y social del país. Su nombre quedó para siempre asociado a la fundación de Página 12 en 1987.
Con apenas 26 años, Lanata fue uno de los impulsores de un diario que revolucionó el periodismo gráfico con una mirada progresista, un lenguaje directo y una audacia editorial inédita para la época. Aunque más tarde se alejó del proyecto y viró hacia posiciones políticas opuestas a las que representaba aquel medio en sus inicios, su huella fundacional sigue siendo un punto de referencia ineludible en la historia de la prensa argentina.
Inquieto y apasionado, nunca se quedó en un solo lugar. Fundó y dirigió revistas como Veintiuno, luego rebautizada Veintidós y más tarde Veintitrés, además de Ego. En 2008 lanzó el diario Crítica de la Argentina, una experiencia intensa y breve que terminó en quiebra tras fuertes disputas con el accionista mayoritario. También colaboró con medios como Siete Días, Diario Popular, El Periodista de Buenos Aires, Perfil y Clarín, consolidando una presencia constante en la gráfica.
Aunque su corazón siempre estuvo ligado al papel, fue la televisión la que lo convirtió en una figura masiva. En América TV dirigió y condujo Día D entre 1996 y 1999, un programa que mezcló investigación, entrevistas profundas e irreverencia, y que marcó una época por su narrativa visual y su tono desafiante. En ese mismo canal encabezó ciclos como La Luna, Detrás de las noticias y ¿Por qué?, y más tarde pasó por Canal 26 con Después de Todo.
El punto más alto de su exposición llegó en 2012 con la creación de Periodismo Para Todos, emitido por Canal 13. El ciclo combinó investigación periodística, sátira política y monólogos de estilo stand up, un formato inédito hasta entonces en la televisión argentina. Desde allí, Lanata popularizó el gesto del "fuck you" como marca de protesta y se convirtió en uno de los críticos más feroces de los gobiernos kirchneristas, en especial el de Cristina Kirchner.
Al mismo tiempo, fue celebrado por amplios sectores que luego acompañaron la llegada al poder de Mauricio Macri en 2015. Ese mismo programa lo catapultó a un nivel de fama sin precedentes y también a una polarización extrema. Fue acusado de operar políticamente, venerado por unos y repudiado por otros, pero siempre ubicado en el centro del debate público. Lanata no se movía con medias tintas y nunca buscó agradar: su estilo frontal fue, a la vez, su mayor fortaleza y su principal fuente de conflictos.
Paralelamente, desarrolló una prolífica obra como autor. Escribió libros de investigación periodística, ensayos históricos y retratos del costumbrismo argentino que se convirtieron en éxitos editoriales, como Argentinos, ADN. Mapa genético de los defectos argentinos o 10K, la década robada. Su producción literaria fue tan vasta como diversa y consolidó una faceta menos televisiva, pero igualmente influyente.
La trayectoria de Lanata fue reconocida con una cantidad inusual de premios: obtuvo 26 Martín Fierro, incluido el de Oro, además de premios Tato, Clarín, Éter, Konex, ACE y Fund TV. Incluso fue nominado al Emmy por la investigación "La ruta del dinero K", y recibió distinciones en Estados Unidos y España, confirmando el alcance internacional de su trabajo. A un año de su muerte, el vacío que dejó en el periodismo argentino sigue siendo evidente. Jorge Lanata será recordado por sus investigaciones, por haber destapado y amplificado denuncias de corrupción, pero también por su rol como figura polarizadora, capaz de generar adhesiones incondicionales y rechazos furiosos. Su legado persiste en la memoria colectiva, en las redacciones, en la televisión y en el debate público, allí donde el periodismo decide, todavía hoy, si incomoda o se acomoda.