En un Gran Rex repleto, con funciones agotadas y un público que se levantó a aplaudirla de pie, Albana Fuentes vivió un año que definió su carrera y, según ella misma reconoce, también su vida. Pero su historia no empezó en las alturas del teatro, suspendida como una sirena sobre el escenario: estaba lejos de las luces, en jornadas eternas de estudio, trabajo y audiciones que terminaban en silencio. Su camino está hecho, sobre todo, de los "no" que supo transformar en impulso.
BigBang dialogó con la actriz y le preguntó qué significó La Sirenita para ella, y lo resumió con una mezcla de humildad y asombro: "La Sirenita fue una escuela muy grande, pero, personalmente, lo que significó para mí es literalmente cómo cambió mi vida. Ya hace un año atrás no me imaginaba, pero ni un cuarto de lo que viví o lo que estoy viviendo, la verdad". Y agregó algo que atravesó toda la entrevista: la gratitud. "La verdad es que fue un sueño hecho realidad, por más que por más cliché que suene, es así. Yo siempre quise trabajar de esto y se dio de la forma más inesperada y la forma más hermosa".
Antes de volar sobre el escenario del Gran Rex, Albana corría entre aulas y trabajos para sostener su formación: "Yo, en principio, estaba estudiando porque estaba en la carrera de teatro musical en IAM... estábamos siete horas ahí adentro en clase, y después yo me iba a trabajar, iba a dar clases", contó cómo era su rutina ligada al arte, pero también relató el otro lado de un artista: "Yo también soy community manager y así era mi día a día y audicionando a todo lo que había". Su cotidianidad era tan exigente como su vocación: estudiar, enseñar, trabajar con redes sociales y meterse en cada casting que pudiera, incluso cuando eso significaba terminar el día exhausta.
Pese a la disciplina, las audiciones siempre fueron terreno de nervios intensos: "Obvio que sí, apenas me entero que hay una audición, yo ya arranco a prepararla. Me sirve mucho llegar con el material de audición muy muy pasado por el cuerpo, pero obviamente los nervios son muchísimos". Y hay algo aún más honesto: "Me pongo más nerviosa después de la audición que durante, esperando el llamado".
Si hay un tema que atraviesa su historia es la frustración. Albana no romantizó la insistencia, ya que la vivió en carne propia: "Yo obviamente tuve millones de no, porque mi único 'sí' hasta el momento fue Sirenita... tengo una mochila muy cargada con los no y una vasta experiencia en lidiar con eso". Su relato sobre su primera audición de teatro musical, Heathers, expuso esa mezcla de ilusión, dolor y revelación que atraviesa a todo artista joven: "El 'no' me dolió mucho, mucho, mucho... pero también una sensación de, 'che, si avancé tanto es porque quizás hay algo acá que hay que seguir laburando".
Ese equilibrio entre fortaleza emocional y análisis objetivo lo aprendió con el tiempo: "Aprendí a ser objetiva, no castigarme. Uno no es para todos los proyectos y tampoco otros proyectos son para uno", reconoció la joven.
En ese camino, su red de apoyo fue determinante: "Mi mi mamá cien por ciento. Mis amigos, mi novio que se dedican a lo mismo. Como todos entendemos el proceso que es un no. Y todos los hemos recibido, entonces somos muy compañeros en eso".
Ahora, con experiencias de rechazo y tras su éxito al encarnar a Ariel, la princesa de La Sirenita, Albana se prepara para estrenar Una Mágica Navidad, un espectáculo familiar que también se presenta en Santa Fe y Córdoba: "Es un cuentito de Navidad y que te conecta con el amor, la familia y lo mágico, como bien dice el título". En este show interpreta al espíritu de la Navidad, un papel cargado de ternura y fantasía: "Tiene mucha magia y lo que se van a llevar es eso, un lindo recuerdo de un rato en familia".
El show invita a sentir de cerca espíritu navideño, mezclado con un tinte de magia. En este contexto, la actriz dejó en claro cuál es el mensaje de la obra: "El regalo más importante en esta navidad, obviamente, es el amor y compartir con tus seres queridos".
Magia, esfuerzo y la tierra firme
Aunque su carrera despegó con fuerza, Albana Fuentes aseguró que sigue conectada con la simpleza de siempre: "En ningún momento sentí que se me podría volar la cabeza o subir algo en lo que no estoy, por cómo soy yo y por mi red de contención muy grande". Y su ejemplo favorito lo dice todo: "La semana pasada me llegó un mensaje que decía, te acabo de ver en el 110, y sí, sigo moviéndome en bondi porque no sé manejar".
La entrevistada convive con la ilusión, pero sin perder de vista la realidad: "Siento que parte de la magia es las ganas que tiene uno de hacer lo que hace. Y es fruto también de esa magia creada por el esfuerzo", dijo.
Cuando BigBang le propuso despegar los pies de la tierra y soñar sin límites, Albana no dudó: "Mi gran sueño sería ser la voz original de alguna princesa Disney... o hacer una película". Y también anhela con dejar huella en el musical local con los roles que sueña interpretar.
En ese viaje que todavía la sorprende, Albana también mira hacia atrás y se habla a sí misma, a esa chica que corría de las clases al trabajo y del trabajo a las redes: "No va a poder creer dentro de un año lo que vive, lo que es su rutina y lo que es su trabajo hoy. Yo, la verdad es que amo mi trabajo, amaba mi trabajo el año pasado también". Además, a su yo del pasado le da un consejo: "Con calma que no va a poder creer lo que lo que va a vivir y que lo disfrute. Que, de hecho, lo hice todo eso, la verdad es que que estoy agradecida conmigo misma también por haber vivido este todo este todo este año tan increíble. Disfrutar".
A quienes todavía no se animan a audicionar por miedo a recibir un "no" la artista les dejó un consejo directo y sentido: "Vayan a audicionar, porque no hay mayor escuela de audición que una audición. Los 'no' son la gran parte de esta carrera, hay que ir a las audiciones, hay que sacarse ese miedo que se va a ir simplemente yendo".
Al final, la historia Albana Fuentes es una invitación a insistir aún cuando duela, a confiar en el trabajo incluso cuando no brilla, y a dejar un pequeño espacio para esa magia que aparece —como dice Albana— cuando el esfuerzo y el deseo se encuentran. Porque perseguir un sueño no es solo una cuestión de talento, es animarse a levantarse una y otra vez, incluso cuando el resultado no llega... hasta que, finalmente, llega.