Emilia Mazer estrenará este 3 de diciembre en el Teatro Chacarerean Las de siempre, un chat de amigas, un unipersonal en clave de humor en el que interpreta a cinco mujeres distintas interpeladas por las ideas que prosperan en la actualidad en relación al amor y al deseo. La obra cuenta con la dirección y libretos de Vero Lorca, con quien trabajó la idea desde sus orígenes, y quien la estimuló al desafío de introducirse al mundo del humor estilo stand up. Las entradas pueden reservarse en este link.
La consagración de la actriz, que cuenta con más de 40 años de trayectoria profesional, no impidió que se anime a hacer algo nuevo, donde también aportó su colaboración autoral al igual que Ale Bavera. Según contó a BigBang, encontrar cosas que la entusiasmen funciona como una apuesta a sentirse bien y renovada. La dinámica de toda su carrera también tuvo ese vértigo, ya que pasó el cine, la televisión, el teatro, las plataformas de stream y, con esto último, se adentró en el mundo del monólogo.
Durante la entrevista, Mazer reflexionó sobre el rol que tenían las telenovelas durante los años en los cuales las familias centraban su vida en términos de entretenimiento en las distintas ficciones televisivas que ocupaban la pantalla chica. Desde su perspectiva, esa popularidad es la estructura en donde su carrera se construyó y le dio la visibilidad para que sus proyectos teatrales sean más convocantes.
Su actual propuesta también envuelve una idea que cada vez es más masiva: cómo será el mundo del amor cuando la inteligencia artificial gane más protagonismo. Para la actriz todavía se pueden buscar estrategias para no perder humanidad y apostar por el encuentro analógico e imperfecto. Es decir que aún le queda la esperanza de que no mucha gente se case con robots.
Es un unipersonal, pero con mucho código de stand up
Las de Siempre, un chat de amigas es un unipersonal que es más de comedia que otra cosa.
- Es una comedia sobre temas de mujeres y la posibilidad para los hombres de meterse en un universo femenino que no imaginan. Las de siempre, un chat de amigas es un chat de mujeres donde todas -porque hago cinco amigas-, hablamos de esas cosas que bueno, solo podemos hablar entre nosotras.
Tenés más de 40 años de carrera, te la jugás haciendo esto. Hacés un camino distinto, porque hay gente que quizás llega desde el stand-up o del monólogo, y arranca una carrera teatral. Vos, 40 años de lustrar los escenarios, y ahora hacés esto.
- Tiene algo de unipersonal. Yo quería más stand-up, pero Vero me llevó a más. Es un unipersonal, pero con mucho código de stand up. Creo que hay un momento en el que hay que jugársela, cuando una tiene cierto reconocimiento o respeto, puede seguir en el lugar cómodo o decir: 'voy a hacer algo distinto que lo tengo que aprender'. Y me parece que lo que nos hace más flexibles mentalmente es seguir aprendiendo. Esas cosas que no esperábamos encarar en este momento de la vida. Eso es lo que me divierte.
Mencionaste a Vero Lorca. ¿Cuánto te estimuló, cuánto tuvo que ver en que vos te animes a hacer esto?
- Se me ocurrió una idea, estaba en Carlos Paz y yo soy medio de respetar mis impulsos. Dicen que siempre hay que pensar antes del impulso, pero siento a veces que cuando siento algo intuitivo le tengo que dar bola y es en ese momento. Agarré, le mandé un mensaje y le dije: 'tengo esta idea, ¿te gustaría escribir un libro para que haga un unipersonal?' y se copó. Habíamos trabajado en El show de los cuernos y no estuve en El show de la menopausia, pero había leído el libro. Después me tocó estar en el streaming que se hizo en el 2020.
Me gusta su manera de actuar, me gustan sus textos, me gusta su humor, y me pareció que podíamos hacer equipo. Yo estaba pergeñando un unipersonal y dije: 'escribirlo, dirigirlo', yo he hecho esas cosas en algún momento, pero quería otra mirada más renovada. Y bueno, y entramos en un diálogo creativo que nos llevó hasta acá. Desde hace unos años venimos trabajando sobre el texto y hemos hecho lecturas, reacomodamientos, y ahora estamos ensayando fuerte.
Toda la gente que vea el unipersonal se va a sentir identificada, porque todas tenemos un grupo así
O sea que el chat de amigas es un poco inspiración en la vida real también, de ustedes.
- Toda la gente que vea el unipersonal se va a sentir identificada, porque todas tenemos un grupo así. Y conocemos a esas mujeres. Yo voy a ser concretamente de cinco amigas, pero además aparecen en mensajes las voces de otras amigas. Creo que todas las personas que lo vean van a sentir que tienen una amiga así o les pasó eso en algún momento. Son referencias que son familiares, habituales, y una temática que creo que nos abarca y atraviesa a las mujeres en determinada época de la vida. Todavía hay vida, amor, sexo después de los 20 (Risas)... en algún momento de la vida que es un poquito más avanzado.
Entonces hay distintos arquetipos de mujeres: está la que se acaba de separar; la que se separó hace un tiempo, pero empieza a salir a las pistas y tiene esa noche su primera cita; está la que prefiere conocer gente en las aplicaciones, hacer casting, no comprometerse mucho y es más calculadora en cuanto a los sentimientos. Hay como varios perfiles, y se relatan situaciones que creo que toda mujer, entre 30 y 80 años, ha vivido alguna vez.
Más vinculadas al deseo y no una cuestión de cómo se desarrolla ese deseo o la falta de...
- No. No está tan separado el amor del deseo. Quizás tenemos una manera de otros tiempos de separar: el deseo va por un lado, el amor por el otro. Tal vez es todo junto, o tal vez las mujeres empezamos a autorreconocernos el deseo y la importancia del deseo, y la sociedad va cambiando también con esa expresión y esa necesidad. Quizás sí se puede independizar. O no, depende del caso. Son distintas mujeres que les pasan distintas cosas.
Como los nuevos paradigmas del amor libre, que implica separar amor de un lado y deseo del otro, o múltiples deseos. ¿Juega un poco la obra, analiza estos nuevos fenómenos?
- Un poquito. Hay un personaje que se plantea si poliamor, pareja abierta. Está en un momento de cambio de paradigma. Después hay otro personaje, sin spoilear mucho, que era de la época que iba a bailar a la City y bailaba la música de los '80, pero de pronto se encuentra que va a salir porque conoció un chongo en Tinder. El contraste entre haber atravesado todos esos tiempos. Entonces, es ir encontrando dentro de esos cambios de paradigma, de qué manera enfrentar esa situación, no siendo tan pendeja, pero tampoco estando fuera de carrera.
Es como si le agarraras a tu mujer el teléfono
¿Con qué se va a encontrar el hombre?
- Es como espiar. Es meterse en un chat de amigas. Es como si le agarraras a tu mujer el teléfono. Todo desde el humor. Creo que la capacidad es poder reírse de uno mismo. Acá no hay ninguna burla ni de hombres, ni de mujeres, ni de sus elecciones. Creo que la clave principal es poder reírnos de nosotras y también buscar no encasillarnos, porque creo que todas y todos podemos ser algo de lo que se va a presentar en estos personajes.
En un momento pensé, porque les decía a mis amigas 'chicas, ojo, todo lo que están hablando acá porque puede ser utilizado en su contra'. Yo se lo paso a Vero y esto queda. Así que están esperando el estreno mis amigas de ese chat que les contaba. En otros no les conté. Lo bueno es que no utilizamos ninguna vida real de nadie particular, pero siempre para componer... estoy viendo un gesto de la autora de mi directora. ¡Dejame mentir! En un juicio se puede mentir, en un reportaje también, es lícito. Lo cambio completamente: hay algunos casos que están basados en personajes reales y hechos reales. Algunos son disimulados y pueden ser autorreferenciales, tanto de Vero como de mí. Algunas cosas pueden ser del entorno inmediato y otras de gente que hemos conocido en algún momento.
Pero lo que me parece es que hay anécdotas o situaciones que han sido habladas en grupos de mujeres. Son cosas que las mujeres hablamos o nos pasan. Es interesante para alguien que está en pareja, para alguien que no lo está, de género masculino. Meterte como un espía debe ser interesante. A mí me gustaría espiar un chat de varones, pero de esos bien machistas. Este es bastante femenino. En algunos personajes bastante feministas, en otras no tanto porque les cuesta más asumir determinadas cosas y ahí está la variedad femenina. Creo que Lacan decía -por lo menos me lo decía mi analista- que, poder conocer el mundo femenino no es tan fácil. Es bastante amplio, misterioso, y no hay una manera de decir: "así es". Puede ser una mirada y una forma de meterse ahí desde el humor.
En los últimos años vos te metiste también en un terreno nuevo, que es la ficción televisiva por streaming. Tuviste un papel destacado en Viudas Negras. ¿Cómo fue esa experiencia?
- Muy linda, muy feliz, también me divertí mucho. Es del género comedia negra, entonces no me tocaba hacer comedia a full, sino que soy una villana. Y el desafío de ser una villana, también con un costadito de humor, me resulta atractivo. La villana requiere, como cuando uno dice 'voy a hacer un melodrama', o 'voy a hacer stand up', son códigos de actuación. Y para mí encontrar ese código que plantea Malena Pichot desde los libros, fue un desafío por esto de entrar haciendo esa villana y que por momentos sea graciosa.
A mí me gustaría espiar un chat de varones, pero de esos bien machistas
Me gustó trabajar con el elenco que trabajé, que me hayan llamado. Lo grabé el año pasado, empezó a salir este año. Ahora voy a salir en la segunda temporada de En el Barro. Hago de la mamá del personaje que hace (Eugenia) "La China" Suárez. Son participaciones que de alguna manera me tienen actualizada. A veces es necesario para que la gente venga al teatro aparecer un rato en la pantalla. Hay mucha gente que no va al teatro o va al teatro movilizada por ver a los actores que ve, antes en la época de las telenovelas o los unitarios, y hoy en las plataformas. Creo que también son importantes para los actores, para que nos sigan viendo en teatro. Hay una gran apuesta teatral en nuestro país y hay que sostenerla.
Como experiencia de laburo, ¿es lo mismo que cuando hace cine o televisión o tiene otros códigos?
- El código de actuación es el mismo. Lo que necesitás profesionalmente para encarar el trabajo es lo mismo. Al set tenés que llegar con la letra sabida, tenés que saber dónde está la cámara, cuál es la acción que está pasando, con quién vas a actuar. Lo que ha cambiado en el tiempo son los códigos de funcionamiento. Entonces, cuando también te encontrás con actores, cuando te encontrás a trabajar con colegas que tienen mucha historia y que han recorrido en algún momento algún tránsito profesional, es muy placentero encontrarte en ese código, en momentos donde han cambiado también los códigos de trabajo.
Yo tengo ganas de aprender, de eso también he tenido que aprender y demás. Pero creo que toda la tele que hice en otra época fue un gran entrenamiento. En Por ese Palpitar, a veces estábamos 20 horas grabando. Jornadas de 20 horas. Porque era un proyecto independiente, porque había que terminar de grabar y no había horario. Y otras épocas donde se grababa ocho horas, después de ibas a una doble citación o te llamaban un día extra. Los formatos del trabajo fueron cambiando según la necesidad. Hoy la necesidad es otra.
Pero debo decir que en todo el recorrido que hice el año pasado con Perdida Mente por todo el país, que hicimos una gira que fue maravillosa lo que nos decían en todos lados, lo que me expresaban era: ¿cuándo vuelven las telenovelas? El público extraña la telenovela y tal vez a la historia de amor. Hablar del amor, hablar de las cosas cotidianas que le preocupan a la gente, verse reflejados en lo que se cuenta. Creo que la telenovela argentina, y cómo la hacíamos, llegaba ahí.
Debo confesar que la gente no te va a ver al teatro si no has hecho algo popular
Yo no hice tanta telenovela. Hice algunas y fundamentalmente unitarios. Hice La señora Ordóñez, hice Como la Hiedra, con Luisa Kulliok, hice Nano. Después hice El patrón de la Vereda y alguna más. Pero más que nada hice unitarios como Verdad Consecuencia, Hombres de Ley. Programas que eran más dramáticos. Había como un prejuicio: estaba como la televisión seria, que eran los unitarios y la telenovela, que era como más popular. Debo confesar que la gente no te va a ver al teatro si no has hecho algo popular.
Lo que hace que la gente hoy se acuerde es que yo haya estado en una telenovela. Obviamente está la gente que se acuerda de los unitarios, pero lo masificado es la telenovela. Yo le debo mucho. Porque no es que para mí es algo del pasado. Es presente porque al hacer siempre teatro, y viene la gente que te conoció de la tele, es algo como que continúa. No siento que se haya terminado, más allá de que cambiaron los formatos.
Toda esta experiencia que te sirve como para aprender rápido los códigos de las plataformas, ¿en qué influyeron en Las de Siempre?
- Debo confesar que todavía sigo ensayando. Llego con los mismos nervios que tenía a los 20 años. Como es algo nuevo, para mí es un desafío. Y tengo la conciencia de que al público hay que darle algo que esté bien trabajado y que tenga consistencia. Y que esté bien hecho. Entonces, esa gran responsabilidad y exigencia no solo la tengo intacta, sino que la tengo peor. Laburo mucho para eso, estamos laburando a full en los ensayos, después en bares. Me gusta estudiar en bares o irme de viaje y encerrarme y estudiar.
La experiencia siempre pienso que es volver a empezar cada espectáculo. Sólo tengo la tranquilidad de que yo sé que después lo resuelvo. Que, más allá de los nervios, el día del estreno estoy en mi salsa. Y que después me dan mucha gratificación. Porque lo que tiene el teatro es que no es algo que preparás, que tenés expectativas y que te encontrás frente a una cámara y podés imaginar la gente que te va a ver después. Sino que está ahí y es una energía que te vuelve y te devuelve. En el humor, si no te vuelve, estás en problemas. Entonces, ese diálogo y esa empatía es algo que me resulta muy gratificante e inmediata.
Actuar es dopamínico y de una manera sana, que no produce adicción
Actuar es dopamínico y de una manera sana, que no produce adicción. Sí tiene una enorme gratificación y, en este momento de la vida, siento que encontrar cosas que me entusiasmen es una apuesta a sentirme bien y renovarme. Y además creerme que hay algo que quiero decir. Esto lo hemos hablado mucho con Vero: qué aportamos. Creo que en estos tiempos de streaming, donde la inteligencia artificial ya ocupa lugares delicados y peligrosos, y en un futuro mucho más, por lo menos que el campo de los afectos, de la sexualidad -que es nuestro libre albedrío y nuestra libertad real- no sea ocupado por lo que no sea humano.
Creo que los seres humanos vamos a tener, en un presente y en un futuro inmediato, que buscar estrategias para no perder humanidad, en todo sentido. Y no dejarnos arrasar por esta confusión de que es bárbaro que el mundo avance tecnológicamente. Considero que sí, en algunos campos sí. Pero cuando ese avance tecnológico invade cuestiones militares, cuando se meten las guerras en las economías mundiales, en la vida privada de las personas, en las elecciones políticas y demás, entiendo que es delicado.
A lo que puedo llegar es a hablar de los amores, de los afectos, y esperar que no mucha gente se case con robots, que todavía sigamos apostando al encuentro humano, que creo que es lo que nos va a salvar de esas cosas delicadas. Todo esto nació en esa conversación con Vero, diciendo qué onda la inteligencia artificial en el tema de las relaciones, de los vínculos, de los matrimonios, de qué sucede con eso.
Entonces nos metimos con el tema de las redes sociales y esto de conocer a alguien por una app de citas y no porque te chocaste en la calle, como nos enseñaron a mi generación, que en un momento aparecía el príncipe azul. Y si no aparece, si no toca el timbre, si no depende del otro sino también del propio deseo... ¿qué onda?. Indagando en eso, y encarándolo hacia el humor, porque creo que es la única manera que se pueda hablar de esto, tenemos ganas de profundizar.