El pasado martes 24 de abril, Telefe dio cierre a una nueva edición de Gran Hermano, que culminó con la consagración de Tato Algorta y la derrota de Ulises Apóstolo. La última gala estuvo cargada de emoción y tensión, y entre los famosos que no quisieron perdérsela estuvo Coty Romero, quien llegó más picante que nunca.
La influencer fue una de las jugadoras más polémicas que pasó por la casa más famosa del país en ediciones anteriores. Su experiencia dejó huella, y su presencia sigue vigente. En la alfombra roja deslumbró con un vestido rojo y sorprendió con un cambio radical: dejó atrás su característico rubio para lucir un tono morocho que captó todas las miradas, incluso las de sus enemigas.

Mientras esperaba el inicio del programa, Coty se cruzó con Juli Poggio, quien dentro del reality fue una de sus grandes amigas. Sin embargo, la amistad se quebró tras una espontánea y una posterior acusación de "traición". Aunque intentaron recomponer el vínculo, no lo lograron, y el equipo de LAM captó el tenso reencuentro.
Poggio ingresó al canal acompañada por Daniela Celis y Romina Uhrig. Luego, se desvió para saludar a un productor que conversaba con la correntina. Por respeto, también saludó a Romero, aunque las otras dos ex participantes pasaron de largo sin siquiera mirar hacia un costado.
Lejos de incomodarse por la situación, Coty no le dio mayor importancia y, al finalizar la gala, compartió en Instagram una serie de fotos del look elegido. Si bien recibió cientos de elogios, también hubo comentarios críticos hacia su apariencia.
Fiel a su estilo, la ex Gran Hermano no se quedó callada y publicó un contundente descargo: "Hoy subí esta foto y, aunque antes de hacerlo dudé porque sabía los comentarios que vendrían, me replanteé el querer cumplir con ciertos estándares y me siento orgullosa, porque en otro momento de mi vida no lo hubiese hecho", comenzó.
"No quiero ser parte de una sociedad en la que haya que dejar de comer para verse bien, ni tener que pasar por un quirófano para satisfacer a otros (¡ojo! el/la que lo hace no está mal, cada uno es libre de hacer lo que lo haga sentir mejor, pero la salud está primero siempre)", aclaró y agregó: "Estoy en mis días, sí; soy mujer, sí; me veo más inflamada cuando tengo el período; tengo grasa que cubre mi vientre, soy bajita y con piernas y caderas grandes, no tengo pechos perfectos y mis brazos son voluminosos. Pero esas son justamente las cosas que más amo de mí. Son las cosas que Dios me dio y estoy agradecida por eso", expresó desde una perspectiva personal y religiosa.
"La verdad es que empecé el gimnasio por salud, pero no me cuido con las comidas porque me hace feliz comer sin pensar en lo que los demás quieren de mí. Me gusta vestirme como quiero, sin seguir patrones ni 'consejos', porque todo eso es completamente subjetivo. Al final del día, lo único que importa es lo que yo quiero, porque esta es mi vida, mi elección, y la única persona que va a vivir conmigo hasta el día que me muera, soy yo", concluyó Coty Romero, dejando en claro su mensaje de amor propio y libertad.