En medio de un panorama internacional tenso y cargado de incertidumbre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó claro que no tienen intenciones de alcanzar la paz mundial durante su intervención en la reciente cumbre de la OTAN. Sus palabras, teñidas de amenazas y comparaciones históricas controvertidas, reavivan las tensiones con Irán tras el cese al fuego en Medio Oriente.
Trump no titubeó al advertir que Washington está preparado para actuar militarmente si Irán decide reconstruir sus instalaciones nucleares: "No dejaremos que eso ocurra. Número uno, militarmente. Creo que acabaremos teniendo una especie de relación con Irán", afirmó el mandatario en un tono ambiguo pero desafiante después de que en el que Teherán se aprobara un proyecto de ley para suspender su cooperación con el organismo de control nuclear de la ONU, lo que podría escalar las tensiones.
El presidente estadounidense fue más allá al asegurar que, en caso de que Irán retome su programa nuclear, "por supuesto" Estados Unidos volverá a atacar. Y, en un giro polémico, Trump comparó las acciones militares de Estados Unidos con los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
"No quiero usar el ejemplo de Hiroshima. No quiero usar el ejemplo de Nagasaki, pero eso fue esencialmente lo mismo que puso fin a esa guerra. Esto puso fin a la guerra. Si no las hubiéramos eliminado, estarían luchando ahora mismo", declaró.
El mandatario también aludió a los informes de inteligencia sobre la situación en Irán, aunque con una falta de claridad que deja más preguntas que respuestas: "La inteligencia dice: 'No lo sabemos, podría haber sido muy grave'. Eso es lo que dice la inteligencia. Así que supongo que es correcto, pero creo que podemos aceptar el 'no lo sabemos'. Fue muy grave. Fue una destrucción", expresó Trump, dejando entrever una narrativa confusa y alarmista.
En paralelo a sus advertencias sobre Irán, Trump aprovechó la cumbre de la OTAN para celebrar el compromiso de los países miembros de aumentar su gasto en defensa del 2% al 5% del PBI para 2035, una medida que él ha promovido con insistencia desde el inicio de su mandato: "Estamos hablando de casi un billón de dólares al año dedicados a nuestra defensa común. Es una gran victoria para todos, pero sobre todo para Estados Unidos, porque nosotros estábamos llevando una carga sustancialmente más grande", dijo.
Sin embargo, el presidente yankee no perdió la oportunidad de criticar a administraciones anteriores por no haber logrado que los aliados cumplieran con sus compromisos financieros: "Gobiernos anteriores no lograron que los aliados contribuyeran ni siquiera a la meta del 2% fijada en 2022", señaló, mientras subrayaba la importancia de que Europa asuma más responsabilidad por su seguridad para evitar "desastres futuros como la terrible situación entre Rusia y Ucrania".
Donald Trump cerró su intervención con un mensaje incendiario: "Es vital que estos fondos adicionales se dediquen a la adquisición de equipo militar, no a la burocracia, y ojalá mucho de ese armamento sea producido en Estados Unidos",dijo en un intento por beneficiar a la industria armamentista estadounidense en un momento en el que las tensiones globales parecen ser utilizadas como catalizador para justificar mayores inversiones en defensa.