La historia de Analía Rosa Peralta, la mujer de 39 años que se hacía llamar "Názli Ajathliaz" en redes sociales y en su círculo íntimo, conmociona a Mendoza por su desenlace brutal: está acusada de haber asesinado a su hija recién nacida minutos después de dar a luz en una vivienda precaria de Las Heras. La mujer mostraba en redes como sexóloga, enfermera y madre orgullosa. Pero la realidad era mucho más oscura: dio a luz en soledad en una casa de Las Heras y, según la fiscalía, asfixió a su beba con una bolsa. Hoy enfrenta una imputación por homicidio agravado por el vínculo y podría ser condenada a prisión perpetua.

El 15 de julio, Peralta ingresó a la guardia del hospital Lagomaggiore con un sangrado que, en principio, parecía una complicación menor. Pero cuando los médicos comenzaron a revisarla, encontraron restos de placenta. Le preguntaron si había parido recientemente. Ella respondió que sí, pero sostuvo que el parto había sido hacía cuatro meses y que la beba estaba en su casa. La mentira no se sostuvo ni unas horas. La denuncia del hospital activó la maquinaria judicial y esa misma tarde, la policía encontró en su habitación el cuerpo sin vida de una beba recién nacida. La hipótesis más fuerte: fue asfixiada con una bolsa de nylon minutos después de nacer.
Detrás del crimen, los investigadores descubrieron una historia marcada por el abandono, el aislamiento, el desarraigo y una identidad ficticia que Peralta construyó con esmero en redes sociales. Bajo el nombre de "Názli Ajathliaz", se presentaba como "creadora digital", sexóloga, enfermera, y "mamá de un hermoso príncipe". Decía haber nacido en Turquía, estudiado en la Universidad Nacional de Cuyo y la Universidad Tecnológica de Panamá. Mostraba orgullo por "salvar vidas", ofrecía productos de sex shop y compartía reflexiones sobre el esfuerzo de quienes, como ella decía, cuidaban a los demás.
Pero la verdad era otra. Desde hacía ocho meses, mantenía una relación con un joven en el barrio Vicente Martino, donde fue recibida por su familia. A todos les dijo que estaba embarazada de cuatro meses. Sin embargo, el 15 de julio dio a luz sola en una de las habitaciones de la casa. La fiscal Claudia Ríos, a cargo del caso, la imputó por homicidio agravado por el vínculo, delito que prevé como única pena la prisión perpetua. El viernes 18 fue trasladada al penal de mujeres de Cacheuta, donde permanece detenida. El crimen es la pieza final de una historia con señales de alarma que nunca fueron atendidas a tiempo.
Entre octubre de 2024 y marzo de este año, Peralta fue buscada por la División de Búsqueda de Personas tras una denuncia de su hermana, que advirtió que había desaparecido sin dejar rastro y abandonado decenas de gatos en su casa. "Seguramente está con un hombre", llegó a decir resignada, sin poder aportar más datos. Las pistas eran escasas y difusas: bloqueaba a quienes la contactaban, cambiaba de domicilio y mantenía un bajo perfil en la calle, donde algunos la recordaban recolectando basura junto a su hermana. Durante la investigación, se supo que Peralta era la madre biológica de un adolescente institucionalizado en un hogar.
De acuerdo con la investigación, no mantenían vínculo alguno. Su entorno familiar estaba roto: hermanos separados desde la infancia, un padre ausente, una ex pareja detenida por pornografía infantil y una historia de inestabilidad emocional agravada por la pérdida de la custodia de uno de sus hijos. Aislada, desconectada, fragmentada. Peralta construyó una versión de sí misma para el mundo virtual, una mujer exótica, profesional, sensual y fuerte. Pero en la vida real, era todo lo contrario. Ahora, en el penal de Cacheuta, la mujer que alguna vez escribió "orgullosa de salvar vidas" espera ser juzgada por un jurado popular.