La moralidad del médico Pablo Ghisoni, detenido durante años por un presunto abuso sexual, se vio reparada a partir de que su hijo menor Tomás reconociera que la acusación fue "falsa" y que fue producto de una manipulación de su madre, Andrea Vázquez, tras separarse de su progenitor. El obstetra aprovechó la situación para cuestionar el sistema actual y para reclamar contra la Justicia por haberlo tenido preso sin comprobar el hecho.
El hijo menor de Ghisoni confesó la verdad en un video que se viralizó, en el cual cuenta cómo fue que se dio todo el proceso en el cual denunció de forma espuria a su padre. "Crecí escuchando que mi papá era peligroso, que tenía que tenerle miedo, que nos había hecho daño, que nos había lastimado, golpeado. Y yo, como hijo, creí lo que me decían. No fue una mentira inventada por mí, fue una historia sostenida, repetida, impuesta por una figura adulta en la que yo confiaba plenamente: mi madre", reveló el joven.
En el medio, el médico debió pasar por dos años de internación en una clínica de salud mental y luego tres más de prisión domiciliaria. Su vida, en ese trayecto, colapsó. Aunque su hijo mayor, Francisco, acusado de lo mismo por Vázquez, se mantuvo junto a él y le dio fuerza como para confiar en que el relato ficticio que liquidó su vida, se iba a revertir.
El último martes por la noche, Ghisoni contó su verdad ante Telenoche. "El que tiene hijos sabe lo que representa y el dolor que representa para cada padre perderlos en vida. Porque esto fue lo que me pasó a mí. Yo perdí a dos de mis hijos durante diez años y la verdad que el haber visto ese video a mí me liquidó, me emocionó muchísimo haber podido ver que él haya podido entender la patología de la madre y las cosas que ella ha hecho", relató el médico.
La odisea comenzó en 2012. En aquel año la Justicia le dio la tenencia de sus hijos tras denunciar que la madre no los dejaba ver. Durante cuatro años vivieron con su padre y hubo un régimen de visitas a través del cual Vázquez seguía vinculada con ellos. Cuando ella venía había una trabajadora social y ante ella fue que comenzó su macabro plan para recuperar la tenencia y hundir a su ex.
La mujer le hizo inventar a Tomás que su papá le tiraba del pelo. La razón fue suficiente como para que los chicos volvieran con ella. Al poco tiempo la Cámara de Apelaciones le devolvió la tenencia a Ghisoni, pero la madre contraatacó con una la causa de abuso sexual, que una vez que estuvo vigente impidió la revinculación. "Así fue desde 2016 a la fecha, no volví a tener contacto con ellos, ni mi hijo más grande, Francisco, tampoco", explicó.
La bronca del obstetra es contra el sistema judicial, que no comprobó si era cierta la acusación y actuó por inercia. "No solamente no te escuchan, sino que acá se invierte la prueba. Sobre todo los varones no somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Somos culpables. Yo fui preso sin juicio; estuve dos años y tres meses preso, seis meses con domiciliaria sin una condena. Mis hijos perdieron su vida, su infancia, les llenaron la cabeza", protestó.
Según contó, la única prueba que había era una declaración en cámara Gesell. "El resultado fue que el discurso del niño estaba atravesado por el adulto. Esa fue la única prueba de cargo que hubo, porque en la pericia forense la madre no lo llevó al chico por más de dos años. La madre es médica, sabe perfectamente que el tiempo en la demora para hacer una pericia es fundamental. Entonces ella no dejó que la pericia se haga por dos años. Hizo una pericia de parte", acusó.
Ghisoni nunca le cerró la puerta a sus hijos y espera los tiempos de la Justicia, que son ajenos a la confesión de Tomás, para poder revincularse con el otro adolescente de 16 años. "Uno es padre toda la vida y quiere lo mejor para sus hijos y esto es un poco el camino que ahora vamos a empezar a transitar con Tomás, sin duda", aseguró. Mientras tanto, habrá que esperar que caiga la apelación de Vázquez.
La confesión de Tomás
Estoy haciendo este video para contar algo que me costó años decir en voz alta. Cuando era adolescente acusé falsamente a mi padre por algo que era falso. Lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación por más de 10 años.
Cuando era adolescente acusé falsamente a mi padre por algo que era falso"
Recién hace aproximadamente dos meses, y no por un click mágico instantáneo, sino por un proceso largo y doloroso, empecé a ver con claridad que aquello que había creído y repetido era una mentira. Crecí escuchando que mi papá era peligroso, que tenía que tenerle miedo, que nos había hecho daño, que nos había lastimado, golpeado. Y yo, como hijo, creí lo que me decían.
No fue una mentira inventada por mí, fue una historia sostenida, repetida, impuesta por una figura adulta en la que yo confiaba plenamente: mi madre. Pero esa historia, con el tiempo, se transformó en una verdad emocional que no tenía sustento real. En consecuencia de esto, mi papá fue preso tres años. Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad.
En consecuencia de esto, mi papá fue preso tres años. Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad"
En todo esto, yo también perdí. Perdí la verdad, la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una década. Con los años empecé a ver cosas que no me cerraban: contradicciones, manipulaciones, gestos, silencios. Pero como dije antes, no fue un click, fue un proceso. Un proceso que me llevó meses, años tal vez.
Hasta que algo dentro mío se quebró. Y entendí que la historia que yo había defendido con tanta fuerza, que hasta milité, no era cierta. Eso me dejó desarmado, roto. Pelear por una causa que crees justa y darte cuenta de que era mentira duele horrores. Lo sé porque lo estoy experimentando.
Yo no fui abusado. No fui una víctima de mi padre. Pero sí fui usado, fui utilizado como una cosa"
Yo no fui abusado. No fui una víctima de mi padre. Pero sí fui usado, fui utilizado como una cosa. Fui víctima de un entorno que me enseñó a repetir un relato, que me enseñó qué decir, cómo dibujar, qué no decir, ya sea en audiencia o en distintos contextos. Y yo, sin entenderlo del todo, lo hice y eso destruyó a un hombre inocente.
No estoy acá para negar que existen abusos reales porque sí, los hay y merecen justicia. Pero también estoy acá para decir que las falsas denuncias también son una forma de abuso. Porque roban años, destruyen familias, siembran desconfianza en las voces que sí necesitan ser escuchadas como en nuestro caso.
Las falsas denuncias también son una forma de abuso"
Una ley que regule las falsas denuncias no es una amenaza para las víctimas reales, como la otra campana sostiene. Al contrario, es una forma de cuidar la verdad y que no sea utilizada como un arma. Que el sistema no pierda legitimidad por quienes lo utilizan con otros fines.
En todos estos años en donde militaba, conocí historias de víctimas reales que me dolieron mucho, me conmovieron y hasta me despertaron. Muchas de esas personas no tuvieron ni voz ni justicia. Y eso me dio fuerza a mí para buscar en mi propia historia la verdad.
La Justicia debe proteger a quienes realmente sufrieron, pero también debe cuidar que nadie más sea condenado por una mentira"
Hoy sigo creyendo que la Justicia debe proteger a quienes realmente sufrieron, pero también debe cuidar que nadie más sea condenado por una mentira. Yo no estoy acá para tirar piedras ni buscar culpables. No cambié de vereda para atacar desde el otro lado. Estoy acá porque elegí salir del silencio y de la confusión.
No estoy hablando con rencor, hablo con dolor y con vergüenza, pero principalmente con verdad. Aprendí que callar una mentira también es sostenerla. Hoy quiero que mi historia sirva para que nadie más, ni víctima ni inocente, sea destruido por un sistema que no se atreve a escuchar todas las voces. Esta es la mía y por primera vez la estoy diciendo con libertad.