Eran cerca de las tres de la tarde cuando la periodista Sofía Pérez D'Abreu realizaba una cobertura sensible desde Córdoba para C5N: narraba el dolor de una familia que acababa de perder a su hijo por el consumo de fentanilo contaminado. Pero de un momento a otro, el drama que ella relataba se transformó en el suyo propio. En segundos, un motochorro intentó robar el celular con el que salía al aire y desató una secuencia cargada de gritos, desconcierto y angustia.
Todo quedó registrada en la transmisión. El intento de robo ocurrió frente a la clínica Vélez Sarsfield, en Naciones Unidas 984, al sur de la capital cordobesa. Un hombre a bordo de una moto roja se acercó por la vereda, con el casco puesto, y trató de arrancar el celular montado sobre un trípode. La cámara se sacudió bruscamente, se escucharon gritos de la periodista, y la pantalla se oscureció. Desde el estudio, Rubén Suárez y Luli Trujillo intentaban entender qué estaba ocurriendo: "¿Cuidado! ¿Qué pasó? ¿Cómo estás, Sofi? ¿Te robaron?". La imagen fue interrumpida, pero la señal nunca se perdió.
Segundos después, y aún en shock, la periodista volvió al aire: "Nos quisieron robar. Estamos bien", repitió, visiblemente alterada. Y agregó: "No lo esperábamos. Qué basura, chicos, perdón. Pasó dos veces. La primera vez se atravesó y pidió perdón. Pensé que quería estacionar la moto... Y después volvió y le quiso agarrar el celular a Beto (el camarógrafo)". Gracias al rápido reflejo del operador de cámara Beto Pereyra, que sostuvo con fuerza el equipo de transmisión, el ladrón no logró concretar el robo. Pero el miedo ya había hecho su trabajo: paralizar a todo un equipo y convertir una nota de denuncia en una experiencia de riesgo personal.
El hecho se suma a una preocupante seguidilla de arrebatos en la zona. "El otro día le robaron a un doctor de la clínica. También fue en moto", contó un vecino. A los pocos minutos del intento de robo, llegó una patrulla policial. Según testigos, el atacante vestía una campera gris, casco, mochila azul y se desplazaba en una moto roja. Hasta el momento, no hay detenidos. Lo más estremecedor del ataque es que ocurrió mientras se cubría una tragedia sanitaria: las muertes por fentanilo contaminado que ya se cobraron 68 vidas en Buenos Aires, Santa Fe, CABA y Córdoba. Un espanto dentro de otro espanto.
Tras el susto, Sofía Pérez utilizó su cuenta de X (ex Twitter) para transmitir tranquilidad: "Gracias a Dios fue un intento de robo. No se llevó nada el motochorro y estamos bien con mi compañero". Pero la escena deja una postal desoladora: ya ni los móviles de los medios en plena transmisión sirven como disuasión ante la creciente inseguridad. Ni las cámaras encendidas, ni la cobertura de una tragedia, ni el pleno día lograron frenar a un delincuente decidido. En Córdoba -como en tantas otras ciudades del país- la calle se volvió un territorio donde el periodismo, lejos de informar con distancia, se vuelve víctima directa de aquello que narra.