En Valle Viejo, Catamarca, una vivienda sobre Calle Tomás Vergara y Pasaje Alejo Soto es hoy sinónimo de miedo, silencio y un sistema de abusos que, según las denuncias, se habría perpetuado durante años bajo el amparo de la informalidad. Un hombre de 70 años, jubilado y propietario del lugar, fue acusado de ofrecer repugnantes "acuerdos sexuales" a cambio del alquiler, una frase que revuelve el estómago pero que, en su contexto, representa mucho más: abuso de poder, violencia y explotación de la necesidad ajena. El caso salió a la luz gracias a una joven que decidió no callarse más.
Tras atrasarse en el pago del alquiler, y en medio de un clima de presión económica, el propietario le sugirió a la pareja de la joven que "podían arreglar de otra manera", dejando entrever que el dinero no era la única moneda de cambio aceptada. Al enfrentarlo, el hombre reaccionó con furia y golpeó al joven, causándole una herida cortante en la boca. Con el rostro ensangrentado, la víctima acudió junto a su pareja a la Comisaría de San Isidro, donde radicaron una denuncia formal.
Allí comenzó a desatarse una tormenta que aún no termina: otras ex inquilinas se acercaron por iniciativa propia a relatar situaciones similares de acoso y manipulación sexual. Una tras otra, las voces comenzaron a tejer el mismo patrón: un hombre que usaba la necesidad habitacional como herramienta para cosificar, violentar y coaccionar. La vivienda era compartida por varios jóvenes en un régimen informal de alquiler, sin contratos, sin garantías legales, como ocurre en buena parte del país, donde la emergencia habitacional fuerza a miles a aceptar condiciones vulnerables.
El propietario lo sabía. Y, según los testimonios, lo usaba a su favor. La denunciante afirmó en su declaración que al momento del "ofrecimiento" estaba nerviosa, angustiada y que se sintió humillada, lo que la motivó a contar lo que le ocurrió. A partir de ahí, supo que no estaba sola. Su denuncia fue el punto de quiebre. La Fiscalía actuó de inmediato, ordenó pericias médicas al joven agredido y a la joven, y citó a declarar a otras inquilinas, actuales y anteriores.
El objetivo: determinar si hubo un patrón de conducta abusiva y hasta dónde se extendió la red de silencio. La situación judicial del acusado podría agravarse en los próximos días. Según fuentes judiciales, el hombre sería imputado por acoso reiterado, abuso de poder y lesiones, aunque no se descarta que otras figuras penales se sumen a medida que se incorporen más testimonios. Los relatos de las víctimas coinciden en un punto fundamental: no tenían a dónde ir. La opción era aceptar o dormir en la calle. Las autoridades sostiene que es "inaceptable" lo que pasó y que no se trata de un hecho "aislado".
Si fuiste víctima de abuso sexual o conocés a alguien en esa situación, podés comunicarte con la línea gratuita 137. También se pueden realizar denuncias en la comisaría más cercana o ante el Ministerio Público Fiscal.