La investigadora del CONICET, Luciana Teresita Bustos, fue condenada este lunes a prisión perpetua por el homicidio de Marcelo Amarfil, ocurrido en enero de 2024 en el marco de un presunto juego sexual. El fallo, emitido por los jueces Guillermo Adárvez, Gerardo Fernández Caussi y Matías Parrón, fue unánime y consideró probado que Bustos degolló y apuñaló seis veces a su amigo en un contexto de vulnerabilidad extrema.
La sentencia fue caratulada como "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía", dado que las pericias confirmaron que ambos mantenían una relación de amistad -lo que la ley considera un vínculo- y que el ataque fue premeditado, aprovechando una situación de indefensión total de la víctima. "Sigo sosteniendo mi inocencia. Siento un profundo dolor por los familiares de Marcelo", expresó Bustos antes de la lectura del veredicto.
La científica, que trabajaba en el ámbito académico y contaba con una carrera sin antecedentes penales, quedó ahora inhabilitada de por vida y deberá cumplir la máxima pena prevista por el Código Penal argentino. La noche del 16 de enero de 2024, Bustos pasó a buscar a Amarfil por su casa. Según consta en el expediente judicial, ambos fueron a un bar y luego se dirigieron a una zona descampada, cerca del aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento.
Allí, habrían mantenido relaciones sexuales dentro de un auto. Fue en ese mismo lugar donde, según la reconstrucción del caso, la mujer le colocó a Amarfil unas muñequeras de cuero que lo ataban al volante, lo cubrió con un antifaz negro, y lo apuñaló seis veces con un cuchillo que había afilado previamente. Una de las heridas seccionó la arteria carótida derecha, causando una hemorragia letal. Amarfil, pese a la gravedad de las lesiones, logró romper una de las ataduras.
El hombre salió del vehículo en un intento desesperado por salvarse, pero cayó junto al auto y murió por un shock hipovolémico minutos después. Un efectivo policial que patrullaba la zona se topó con Bustos en ropa interior, ensangrentada y visiblemente alterada. "Mi amigo se mató, se mató con un cuchillo", fue lo primero que dijo. La escena y la versión no convencieron a los peritos, quienes pronto determinaron que se trató de un homicidio cuidadosamente ejecutado.
El juicio oral comenzó el 8 de abril, pero debió interrumpirse de manera insólita: el juez Adárvez sufrió un infarto en plena audiencia y debió ser atendido de urgencia. Tras su recuperación, el proceso se reanudó a fines de abril y culminó este lunes con la condena definitiva. Durante el debate, la defensa de Bustos intentó argumentar que el ataque fue en legítima defensa, alegando que Amarfil habría intentado abusar de ella. "Ella es lesbiana y está en pareja con una mujer desde hace cuatro años", dijo su abogado, Néstor Olivera, quien sostuvo que el encuentro sexual fue una presión del hombre.
Sin embargo, para los jueces, los elementos del expediente fueron concluyentes: el cuchillo preparado con antelación, el contexto de inmovilidad de la víctima y la intención de engañar a la policía con un falso suicidio fueron factores determinantes para el fallo. El tribunal consideró que la acción fue premeditada y letal, y que la víctima no tuvo posibilidad alguna de defenderse. El crimen tuvo un enorme impacto no solo en la provincia, sino también en el mundo académico.
Bustos era una reconocida investigadora del CONICET, con publicaciones en el campo de las ciencias sociales y una carrera en ascenso. Su caída en desgracia y la violencia del caso generaron un fuerte debate público sobre los límites del consentimiento sexual, los vínculos afectivos y los roles de poder. Por su parte, los familiares de Amarfil, profundamente afectados, celebraron el fallo como un paso hacia la justicia. La sentencia aún puede ser apelada por la defensa, pero por ahora Luciana Bustos permanece detenida y enfrentará prisión de por vida, sin posibilidad de libertad condicional hasta cumplir al menos 35 años de condena.